Por David Stanway y Xihao Jiang
SHANGHÁI, 1 dic - Mientras China se esfuerza por aumentar las tasas de vacunación contra el COVID-19 entre su población de edad avanzada, las autoridades del país siguen enfrentándose a un obstáculo importante: el temor persistente entre muchos ancianos de que la vacuna pueda perjudicarlos.
La vacunación de las personas vulnerables se considera desde hace tiempo un requisito crucial en los planes de apertura de China tras casi tres años de restricciones por el COVID-19, perturbadoras y económicamente perjudiciales.
Las autoridades sanitarias chinas dijeron el miércoles que se proponen mejorar la accesibilidad y poner en marcha programas específicos en residencias de ancianos y centros de ocio, como parte de una nueva campaña de vacunación entre los mayores de 60 años.
También se comprometió a redoblar los esfuerzos para dar a conocer los beneficios de la vacunación y convencer a las personas mayores y vulnerables de que es segura y eficaz podría ser la parte más difícil de la campaña.
"La preocupación por la seguridad y la falta de eficacia son probablemente las principales razones por las que los adultos mayores rechazan o retrasan la vacunación", afirmó Florence Zhang, investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Jinan, que ha realizado estudios sobre las dudas de los ancianos chinos respecto a las vacunas.
Hubo pocas señales inmediatas de aumento de las tasas de aceptación en los hospitales locales y los centros de vacunación especializados de Shanghái y muchos residentes de edad avanzada seguían expresando su preocupación por su impacto en la salud.
"Si fuera apto para la vacunación, me la pondría sin duda", dijo Cai Shiyu, una jubilada de 70 años. "Pero me han puesto un dispositivo en el corazón, tengo una enfermedad cardíaca y la presión arterial alta: ¿y si pasa algo?".