La semana pasada, Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra Birmania, dirigidas a los proveedores de combustible de aviación de la junta militar.
El jefe de la junta militar de Birmania participó en el desfile del Ejército para conmemorar el Día de las Fuerzas Armadas. La celebración recuerda el inicio de la resistencia local a la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial.
La semana pasada, Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra Birmania, dirigidas a los proveedores de combustible de aviación de la junta militar.
Los críticos afirman que el ejército ha cometido crímenes de guerra en repetidas ocasiones desde que arrebató el poder al gobierno democráticamente elegido en 2021.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, condenó este mes "los brutales ataques y asesinatos reportados en la región de Sagaing y otras partes de Birmania", al expresar su preocupación "por la continua escalada de ataques indiscriminados por parte de las Fuerzas Armadas de Birmania".
El golpe de Estado del 1 de febrero de 2021 ha sumido al país en una profunda crisis política, social y económica, y ha abierto una espiral de violencia con nuevas milicias civiles que han exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas.
La semana pasada, el relator de la ONU para Birmania, Thomas Andrews, denunció que más de 3.000 civiles han sido asesinados, 1,3 millones han tenido que abandonar sus hogares y 16.000 se han convertido en presos políticos desde el golpe, entre ellos la exlíder de facto birmana, Aung San Suu Kyi.
El pasado 1 de febrero, cuando se cumplieron dos años de la asonada, la junta militar anunció que alargaba seis meses más el estado de emergencia en el que se encuentra el país desde entonces, generando incertidumbre sobre si todavía se celebrarán elecciones este año, como estaba previsto.