Siete activistas italianos regresaron a Fiumicino entre abrazos, lágrimas y acusaciones contra Israel. Otros 131 participantes en la Flotilla fueron expulsados y trasladados a Jordania por el puente Allenby.
Una ola de emoción recibió a los últimos activistas italianos de la Flotilla Global Sumud a su llegada al aeropuerto de Fiumicino. Entre coros, abrazos, lágrimas y un denso ondear de banderas palestinas y símbolos de protesta, los voluntarios describieron su cautiverio como una experiencia marcada por la tortura psicológica, la privación de sueño y la intimidación constante.
"Nos apuntaban con pistolas -tanto a hombres como a mujeres- y la comida era incomible", relató uno de ellos. Una tripulante dijo: "Volver es estupendo, pero fueron días de violencia gratuita. Rechazamos la repatriación voluntaria porque lo que vivimos no tiene nada de voluntario".
Entre los italianos que regresan se encuentran Antonio 'Tony' La Piccirella, Adriano Veneziani, Gessica Lastrucci, Giorgio Patti, Federica Frascà, Marco Orefice y Andrea Sebastiano Tribulato.
La movilización -afirmaron- no se detiene: "Habrá otras flotillas, queremos romper el bloqueo naval", dijo uno de ellos, recordando la fase más dura: "Cuando nos interceptaron sufrimos ataques con cañones de agua y nos trataron como rehenes".
Las autoridades italianas ya han recibido denuncias de activistas y parlamentarios que participaron en la misión, con acusaciones que van desde el secuestro a los malos tratos durante la detención. Los expedientes están siendo examinados por la Fiscalía de Roma, que podría oír posteriormente a los propios participantes como personas con información sobre los hechos.
Mientras tanto, según fuentes citadas por 'CBS News', la operación israelí, autorizada directamente por el primer ministro Benjamin Netanyahu, habría incluido el uso de drones y artefactos incendiarios contra algunas embarcaciones frente al puerto tunecino de Sidi Bou Said.
Entre los testimonios de los activistas estaba el de la eurodiputada Benedetta Scuderi (Verdes). En el pleno del Parlamento Europeo, Scuderi pidió que se modificara el orden del día y se añadiera un debate sobre la situación de la Flotilla Global Sumud, pero la petición fue rechazada.
El eurodiputado denunció que los participantes en la expedición de la Flotilla fueron apresados en aguas internacionales, registrados y privados de sueño, y que algunos fueron agredidos físicamente.
La exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que también formaba parte de la tripulación, habló de malos tratos y humillaciones: "Cientos de policías nos mantenían de rodillas, con la cabeza contra el suelo, sin agua y tirándonos de la ropa. No había Estado de derecho".
Expulsiones de Israel a Jordania
Paralelamente, desde Israel llegaron noticias de que 131 activistas de la flotilla fueron expulsados a Jordania a través del puente Allenby, según la agencia de noticias estatal jordana.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania, el embajador Fuad Al-Majali, dijo que entre los activistas había ciudadanos de Bahréin, Túnez, Argelia, Omán, Kuwait, Libia, Pakistán, Turquía, Argentina, Australia, Brasil, Colombia, República Checa, Japón, México, Nueva Zelanda, Serbia, Sudáfrica, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos y Uruguay.
Ammán sigue colaborando estrechamente con las embajadas extranjeras para coordinar la salida y repatriación de sus ciudadanos de Jordania. Israel aún no ha comentado oficialmente la medida.
Con vuelos chárter a Grecia y Eslovaquia
Israel también deportó a otros 171 activistas en vuelos chárter a Grecia y Eslovaquia. En Italia, los gastos de los viajes de regreso fueron adelantados por las familias de los activistas y deberán ser reembolsados por el Movimiento Mundial a Gaza.
Entre los expulsados se encuentra también la sueca Greta Thunberg, a quien el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí dedicó un post oficial en el que aparecía tras haber aterrizado junto a otras dos mujeres en el aeropuerto Ben Gurion, vistiendo los monos grises que se llevan en prisión. "Podría hablar largo y tendido sobre el maltrato que hemos sufrido, pero ante nuestros ojos se está produciendo un genocidio", dijo Thunberg.
El asunto de la Flotilla Global Sumud no ha terminado: mientras unos cuantos activistas italianos regresan a casa recibidos como héroes, muchos otros siguen detenidos o expulsados, y continúan las investigaciones judiciales y diplomáticas en varios frentes.