Estados Unidos presiona a Ucrania con un plan de paz que reconoce de facto los territorios anexionados por Rusia. El acuerdo de 28 puntos obliga a Kiev a renunciar al Donbás, reducir su ejército en 200.000 soldados y olvidar la OTAN. Zelenski lo rechaza pero las negociaciones continúan.
El documento filtrado por el portal Axios revela un acuerdo negociado entre Washington y Moscú sin participación ucraniana. Las regiones de Donetsk y Lugansk, junto con Crimea, serían reconocidas como rusas incluso por Estados Unidos, mientras que Jersón y Zaporiyia quedarían divididas y "congeladas" según la línea actual del frente.
A cambio, Ucrania recibiría garantías de seguridad que aún no están del todo definidas. Pero las condiciones son duras: Kiev debe renunciar para siempre a su ingreso en la OTAN y recortar su Ejército de forma drástica, pasando de sus cifras actuales a apenas 600.000 efectivos tras prescindir de 200.000 soldados. Además, el país tendría que convocar elecciones en un plazo de 100 días desde la firma del acuerdo.
El plan también contempla el intercambio total de prisioneros de guerra y una amnistía general para todas las partes involucradas. En cuanto a la central nuclear de Zaporiyia, actualmente bajo control ruso, su energía se repartiría equitativamente entre Moscú y Kiev bajo supervisión internacional.
Zelenski comentó en vídeo en x.com que esa era la visión de EE.UU. sobre la posible paz, pero que él ha destacado sus principios y que sus equipos trabajarán para conseguir llegar a un acuerdo.
Rusia conseguiría sus objetivos históricos
Moscú sale claramente beneficiada de este acuerdo, que consolida prácticamente todas sus demandas iniciales. Desde el inicio de la invasión en 2022, Rusia ha exigido una Ucrania neutral, militarmente débil y alejada de la órbita occidental. Con este plan, esos objetivos quedan más cerca que nunca de materializarse.
El Kremlin mantendría el control de las cuatro regiones que ocupa desde el principio de la guerra, aunque tendría que devolver algunos territorios que actualmente domina. Se crearía una zona desmilitarizada en el este del país, con el Donbás bajo soberanía rusa definitiva y sin presencia de tropas ucranianas ni rusas en la zona.
Como contrapartida, Rusia se reintegraría en la economía global y se comprometería a no invadir países vecinos, mientras la OTAN detendría su expansión hacia el este.
La estrategia Trump: presionar al más débil
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski rechazó públicamente el plan este jueves, describiéndolo como una mera "versión" estadounidense y no como una oferta definitiva. Afirmó que su país tiene "líneas rojas" claras y que aportará sus propias ideas para hacer el acuerdo "verdaderamente significativo".
Sin embargo, la posición negociadora de Kiev se ha debilitado considerablemente. Los avances rusos en el frente y los escándalos de corrupción que han salpicado al Gobierno ucraniano han minado su capacidad de maniobra. Mientras tanto, Rusia se muestra más fuerte y maximalista que nunca.
Estados Unidos, por su parte, también obtendría beneficios del acuerdo. Washington participaría en la reconstrucción del país, tendría acceso a minerales estratégicos ucranianos y podría desbloquear activos rusos congelados.
Trump aplica la misma fórmula que utilizó con Gaza: negociar directamente con la parte más fuerte (entonces Israel, ahora Rusia) y presionar a la parte debilitada para que acepte las condiciones. Una estrategia que busca acumular victorias diplomáticas rápidas, aunque el precio lo paguen terceros países.