Tras pasar una noche en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil en Burgos, el juzgado de Briviesca mantiene en libertad provisional a Laura García de Viedma, acusada de vender las obras de arte de su convento, y a una de sus subordinadas en un montasterio vecino.
'Sister Act 2: De vuelta al convento'. La película es, por supuesto, la secuela de una de las sagas de monjas más conocidas de los 90, protagonizada por Whoopi Goldberg, pero así también podrían resumirse las últimas 12 horas de Sor Isabel, laexabadesa del convento de Santa María de la Bretonera, al norte de Burgos, y de su presunta compinche, Sor Paloma, perteneciente a Orduña, otro convento vizcaíno vinculado a esta cinematográfica trama.
Si el jueves 'Euronews' contaba cómo la Benemérita accedía a las dependencias de la Bretonera, situado en el pueblo de Belorado, para detener a Laura García de Viedma y a Susana Varo por traficar con las obras de arte del complejo religioso que se resisten a abandonar, este viernes ambas monjas han sido puestas en libertad provisional con cargos por el juzgado de Briviesca. La Guardia Civil también ha liberado al anticuario acusado de compinchar con las hermanas para vender varios objetos del convento.
Sor Isabel lidera a un grupo de monjas rebeldes que, desde hace un año, protagonizan un cisma con el Vaticano tras abandonar el catolicismo y seguir las creencias de un falso obispo excomulgado en 2019, Pablo de Rojas, fundador de una secta en torno a su figura.
A esta sorprendente historia se le suma un proceso colectivo de excomunión, la huida de una de las hermanas, un entramado inmobiliario para quedarse con otro monasterio vizcaíno (Orduña) mediante la venta fraudulenta de un tercero y la resistencia numantina de esta sororidad a abandonar la Bretonera, pese a haber sido expulsadas de la Iglesia Católica. También se acusa a las monjas de traficar con dos kilos de oro y el patrimonio histórico-artístico beliforano. "Debemos de ser unas delincuentes espantosas", protestaba ayer una de las hermanas tras la entrada de la Guardia Civil en su convento-okupa.
"Están sacando a unas personas de entre 90 y 101 años de un convento a las 20:45 con seis, cinco grados de temperatura", denunciaba mientras tanto Sor Sion, habitual community manager de sus compañeras, en un vídeo grabado durante la detención. "Yo no sé si somos las peores terroristas que tiene este país, pero dudo que a otras personas se les trate como se nos está tratando", declaraba Susana Mateo, nombre de Sor Sion a ojos del Estado español.
Las religiosas reconvertidas hacia las enseñanzas de Pablo de Rojas (quien se autovincula con la secta del Palmar de Troya y se presenta como "duque imperial, príncipe electo del Sacro Imperio Romano Germánico y cinco veces Grande de España") han quedado en libertad sin medidas cautelares. Mateo ha defendido ante los medios congregados esta mañana en Briviesca que es "súper habitual" la venta de antigüedades en los conventos.
La investigación policial se inició después de que los agentes detectaran en el mercado especializado de antigüedades varias obras que podrían corresponder al patrimonio artístico-histórico de Belorado. Los agentes comprobaron que se habían vendido por internet varias piezas históricas y encontraron en una tienda de antigüedades de Madrid una figura de San Antonio de Padua del siglo XVII perteneciente a este emplazamiento.
Además, en el complejo de Orduña se ha localizado un significativo número de obras de arte pertenecientes al monasterio de Belorado que habrían sido trasladadas sin autorización.
¿Cómo comenzó la trama de las monjas excomulgadas?
Las hermanas burgalesas se declaran en rebeldía en mayo de 2024 por rechazar los cambios declarados por el Concilio Vaticano II y su intención de seguir las enseñanzas de su nuevo líder espiritual, De Rojas, y su portavoz, un antiguo barman bilbaíno. Una de las 16 hermanas clarisas huye pocos días después del convento.
La Guardia Civil intenta acceder al recinto, a petición del arzobispado de la zona, ya que las monjas se niegan a acudir a la citación. Según sus antiguos superiores, el fondo del asunto obedece a una operación inmobiliaria promovida por De Rojas, en connivencia con la exabadesa ayer detenida. A ello se une la pugna por el poder de sor Isabel, que no tenía permitido repetir en el cargo.
Las congregación de las hermanas Clarisas de Vitoria demandó a sus colegas de profesión por el incumplimiento del contrato de compraventa del monasterio de Orduña, firmado en 2020. Las monjas de Belorado se comprometieron a pagarles 1,2 millones en 2022 y 2023; pagos que nunca llegaron ya que la Santa Sede bloqueó la venta del monasterio de Derio con la que Sor Isabel pretendía reunir el dinero. Sin embargo, parece que la exconvicta -por 24 horas- aún mantiene a algunas compinches dentro de la institución religiosa vasca, a juzgar por las sospechas y detenciones de la Guardia Civil.