'Nuestra supervivencia está en juego' claman las estaciones de esquí francesas, que siguen cerradas por las restricciones impuestas para frenar el avance del coronavirus. El Gobierno francés había previsto su reapertura para este jueves, aunque ya ha anunciado que el cierre se prolongará.
"Nuestra supervivencia está en juego" claman las estaciones de esquí francesas, que siguen cerradas por las restricciones impuestas para frenar el avance del coronavirus.
El Gobierno francés había previsto su reapertura para este jueves, aunque ya ha anunciado que el cierre se prolongará.
Salvar el periodo de las vacaciones escolares de febrero es ahora su objetivo, para paliar una temporada tan repleta de nieve como falta de turistas.
"Estábamos sobre esta fecha del 7 de enero, nos habíamos preparado como pueden ver, estábamos preparados desde hace más de un mes, para poder abrir nuestras pistas y esto nos genera un sentimiento de incomprensión por un momento", explica Guillaume Ruel, uno de los responsables de la estación de esquí de Vilard-de-Lans.
Diez millones de personas esquían cada año en Francia. La facturación alcanza los 10.000 millones de euros en un sector que emplea unas 120.000 personas.
Aunque los desplazamientos a la montaña están autorizados, no funcionan, ni los remontes, ni los servicios, tampoco los bares y restaurantes, cerrados en todo el país.
"Lo ideal sería una reapertura general. Si tenemos sólo los remontes mecánicos, eso nos salvaría un poco, pero deberíamos disponer del resto. Bares, restaurantes, para poder acoger en buenas condiciones y satisfacer a nuestros clientes", comenta el director de las oficinas de turismo del macizo de Vercors.
Sin embargo, la situación epidemiológica no invita al optimismo.
Además, durante la primera ola de la pandemia, una estación de esquí austriaca se convirtió en uno de los principales focos de propagación del coronavirus por toda Europa.