Hungría registró la inflación más alta de los 27 países de la Unión Europea durante la mayor parte de 2023, con picos superiores al 25 %. Los mercados navideños del Budapest revelan esta crisis, con precios irreales tanto para los lugareños, como para los turistas.
En una fría noche en la capital húngara, los compradores, de uno de los mercados navideños al aire libre más famosos de Europa, curioseaban en puestos de comida con humeantes especialidades locales y bebían a sorbos en vasos de papel con vino caliente. Un espectáculo de luces navideñas iluminaba la fachada de la Basílica de San Esteban.
Sin embargo, a pesar de la alegría navideña, la crisis del coste de la vida en el país centroeuropeo hace que muchos húngaros y turistas se lleven un buen susto con los precios de los adorados mercados anuales.
Un tazón de sopa gulash, marca de la casa húngara, por 12 euros; un repollo relleno, por unos 17 euros; un perrito caliente con salchicha, por más de 21 euros... Así eran los precios el lunes en la bulliciosa plaza de Budapest.
Los húngaros no pueden permitirse visitarlos
En un país donde el salario medio neto es inferior a 830 euros al mes, el aumento de los costes ha hecho que algunos húngaros sientan que los mercados no tienen un precio adecuado para ellos.
"Esto no está diseñado para los bolsillos de los húngaros", afirma Margit Varga, una visitante primeriza de la ciudad meridional de Pecs. "Los precios son sencillamente irreales, independientemente de si es para turistas o para húngaros".
El precio de los alimentos en el popular mercado Advent Bazilika, y en el cercano mercado de la plaza Vorosmarty, han provocado una oleada de cobertura en los medios de comunicación locales en las últimas semanas. Algunos medios compararon los precios con los de mercados similares de la rica Viena, a menos de tres horas en tren, y descubrieron que algunos alimentos de Budapest eran más caros.
Ami Sindhar, una visitante londinense de 29 años, dijo que había visitado recientemente un mercado navideño en Colonia (Alemania) y le pareció que la comida en el mercado de Budapest era "mucho más cara".
"El ambiente es estupendo aquí, pero los precios de la comida...", dijo tras terminar una taza de vino caliente con unos amigos. "Creo que es una pena para los locales. Cuando hay un mercado tan bonito como este, lo ideal es que los lugareños puedan ir, además de todos los turistas".
Una inflación que pone los pelos de punta en Hungría
Aunque los mercados navideños suelen estar dirigidos a los visitantes extranjeros y suelen tener un precio elevado por su ambiente festivo, en Hungría hay otros factores que están inflando los costes.
La economía puso fin en septiembre a cuatro trimestres seguidos de contracción, y la escalada de precios ha asolado el país durante los dos últimos años. Hungría registró la inflación más alta de los 27 países de la Unión Europea durante la mayor parte de 2023, con picos superiores al 25 %.
Los precios de los alimentos, en particular, han experimentado un aumento espectacular. Según Eurostat, la oficina estadística de la UE, Hungría empezó el año con un aumento de los precios de la alimentación de casi el 50 % respecto al año anterior. Aunque el ritmo de crecimiento se ha ralentizado significativamente en los últimos meses, los altos costes han persistido.
Lajos Hild, un jubilado que visitó el lunes el mercado de Adviento de Bazilika, dijo que no podía acostumbrarse a lo que cuesta degustar algunos productos navideños favoritos.
"Cuando era niño e iba a comprar castañas, podía haber comprado todo el puesto, junto con el vendedor, por una cuarta parte del precio que cuestan ahora", dijo.
En un esfuerzo por ampliar las opciones para los visitantes menos pudientes, los vendedores de comida de los dos mercados navideños de Budapest están obligados a ofrecer un menú diario rotativo por 1 500 forints (4,25 dólares). Para acompañarlo, una taza de vino caliente cuesta unos 3,80 dólares.
Aun así, Sindhar, la turista, se mostró preocupada por la posibilidad de que algunos ciudadanos se queden fuera de la experiencia navideña.
"Me imagino que hay una gran diferencia entre lo que ganan... y lo que ganarían si vinieran al mercado", afirma.