Ambos países piden a la UE derogar por completo una ley de sostenibilidad, citando en concreto los artículos sobre su aplicación extraterritorial y los planes de transición ecológica.
La seguridad energética y los riesgos regulatorios han sido los temas centrales de la 27ª reunión ministerial del Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG), celebrada esta semana en Doha, que ha reunido a ministros, trabajadores públicos y expertos de los principales países productores de gas del mundo.
Con sede en Qatar, el FPEG -a menudo descrito como la OPEP del gas natural- desempeña un papel central en la configuración de la política mundial del gas. La reunión de este año se ha centrado en la transición energética, las tecnologías emergentes y el refuerzo de la cooperación en medio de la incertidumbre geopolítica.
En la sesión inaugural intervinieron el secretario de Estado de Asuntos Energéticos de Qatar, Saad Sherida Al Kaabi, y elsecretario general del FPEG, Mohamed Hamel, quienes subrayaron la misión del foro de garantizar que el gas natural siga siendo un componente clave de la combinación energética mundial.
Destacando el papel central del gas natural en la seguridad energética mundial, Hamel subrayó sus polifacéticos beneficios: "El gas natural se erige como un faro de estabilidad, una fuente de energía limpia, fiable, asequible y flexible que impulsa el desarrollo sostenible, mejora la seguridad energética, proporciona soluciones limpias para cocinar y contribuye directamente a la seguridad alimentaria mediante la producción de fertilizantes".
Esta reunión de tres días ha congregado a delegaciones oficiales, altos funcionarios, investigadores y expertos en energía, lo que refleja la creciente importancia del foro como plataforma de diálogo sobre el futuro del gas natural y la seguridad energética mundial.
Qatar y Estados Unidos expresan su preocupación
Al margen de la reunión del FPEG, Qatar y Estados Unidos han enviado una carta abierta conjunta a los jefes de Estado de los países miembros de la Unión Europea en la que expresan su "profunda preocupación" por la directiva para la Sostenibilidad Empresarial (DDDSE), una nueva ley de la UE destinada a hacer cumplir las normas medioambientales y de derechos humanos en las cadenas de suministro mundiales.
La carta, firmada conjuntamente por el ministro Al Kaabi y el secretario de Energía de EE.UU., Chris Wright, advierte de que la directiva, "tal y como está redactada hoy", supone "un riesgo significativo para la asequibilidad y fiabilidad de los suministros críticos de energía para hogares y empresas de toda Europa, y una amenaza existencial para el futuro crecimiento, competitividad y resistencia de la economía industrial de la UE".
Ambos dirigentes sostienen que el ámbito de aplicación extraterritorial de la directiva y sus disposiciones en materia de responsabilidad podrían disuadir a las empresas energéticas internacionales de invertir o abastecer el mercado europeo.
"Creemos sinceramente, como aliados y amigos de la UE, que la directiva causará un daño considerable a la UE y a sus ciudadanos, ya que provocará un aumento de los precios de la energía y de otras materias primas y tendrá un efecto paralizador sobre la inversión y el comercio", afirma la carta.
Ambos piden a la UE que derogue por completo la directiva o elimine sus disposiciones más perjudiciales para la economía, citando en concreto los artículos sobre aplicación extraterritorial, planes de transición, sanciones y responsabilidad civil.
La seguridad energética y el futuro de Europa
El momento de la carta es significativo. Qatar, uno de los mayores exportadores de gas natural licuado (GNL) del mundo, se ha convertido en piedra angular de la diversificación del suministro europeo desde que el continente pasó a reducir su dependencia del gas ruso. Estados Unidos -actualmente el primer productor mundial de GNL- también ha ampliado drásticamente sus exportaciones a Europa desde 2022.
Ambas naciones advierten que, a menos que la UE reconsidere su enfoque, la directiva podría poner en peligro los flujos de energía fiables, amenazar la inversión y socavar la asequibilidad. La carta también subraya que varias empresas europeas y asociaciones industriales comparten estas preocupaciones, con docenas de directores ejecutivos pidiendo recientemente la derogación de la directiva.
El último día de la reunión ministerial del FPEG coincidió con la adopción por la UE de su decimonoveno paquete de sanciones contra Rusia, que incluye la prohibición gradual de las importaciones rusas de gas natural licuado (GNL).
Los contratos más temporales finalizarán en seis meses, mientras que los acuerdos a largo plazo expirarán el 1 de enero de 2027, un año antes de lo previsto. La medida subraya la determinación de Europa de reducir su dependencia de la energía rusa, añadiendo otra capa de complejidad a los mercados mundiales de GNL en un momento en que Qatar y Estados Unidos se esfuerzan por garantizar un suministro energético estable y asequible para Europa.
Cooperación en plena transición ecológica
Dentro de las sesiones del GECF, los Estados miembros han reafirmado su compromiso con la cooperación, la estabilidad y la innovación en todos los mercados mundiales del gas. Los debates exploraron cómo equilibrar los objetivos de sostenibilidad con las realidades del crecimiento de la demanda en las economías emergentes y en nuevos sectores como la inteligencia artificial y los centros de datos, ambos impulsores de nuevas necesidades energéticas.
Los países miembros del FPEG son Argelia, Bolivia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Guinea Ecuatorial, Irán, Libia, Nigeria, Qatar, Rusia, Trinidad y Tobago y Venezuela. Entre los miembros observadores figuran Irak, Malasia, Mauritania, Mozambique, Noruega, Perú, Senegal y Azerbaiyán, que en conjunto representan la mayoría de las reservas probadas de gas natural del mundo.
Para Qatar, que alberga la sede del foro, la reunión de Doha y la carta conjunta de EE.UU. y Qatar subrayaron el doble mensaje del país: que el gas natural sigue siendo indispensable para la transición mundial y que la política energética debe basarse en un diálogo pragmático. Como la demanda mundial de GNL sigue aumentando, la configuración de la futura seguridad energética dependerá no sólo de la producción, sino cada vez más de la diplomacia y la cooperación internacional.