Es uno de las escenas más conmovedoras de Eugene Onegin, de Tchaikovsky, llevada recientemente con gran éxito al escenario de la Ópera Estatal de
Es uno de las escenas más conmovedoras de Eugene Onegin, de Tchaikovsky, llevada recientemente con gran éxito al escenario de la Ópera Estatal de Baviera, en Munich. El papel de la infeliz Tatiana es interpretado por la soprano letona Kristine Opolais. Intensa, atrevida, hermosa, auténtica.
“Yo no soy Tatiana, no, yo no soy Tatiana. No soy ese tipo de mujer tranquila y tímida. Realmente nunca he vivido una situación como esa. Vale, ¡no debería decir nada malo sobre mí misma! Por supuesto que he estado enamorada a los catorce, quince años. Y todas las semanas pensaba que era para siempre. Pero no fue así… Es difícil compararme con Tatiana… Diría que, después de tener un hijo y casarme, ahora siento a Tatiana de una forma mucho más profunda”.
Mujer decidida y artista apasionada, Kristine admite ser extremista en todo.
“Nací así. Soy una persona de todo o nada. Esto no es bueno, por supuesto, estar en la mitad del camino es siempre mejor… ¡Pero yo estoy siempre en el camino de encontrar mi mitad del camino!
En esta producción realidad e imaginación se confunden en la mente del principal personaje masculino, perseguido por fantasías homoeróticas.
“Estoy llena de pasión, este sentimiento está siempre conmigo, desde el segundo en el que entro en escena estoy temblando…Todas las actuaciones son para mi la última…Podría ser. Me subo al escenario con esta divisa, como si fuera mi última vez.
En Munich tengo que trabajar duro para conseguir el amor del público. ¡Pero soy tan feliz cuando lo logro!… Soy tan feliz porque es como si fueras un ganador, siempre siento que gano y capto sus corazones…¡esto es algo especial!