Ante la explosión del consumo de plásticos, científicos e instituciones advierten: el reciclaje no será suficiente. Hace falta reducir y buscar opciones alternativas para abordar la contaminación por plásticos, que ya están presentes en todo el entorno e incluso dentro del cuerpo humano.
Cada año se producen cantidades récord de plástico en el mundo. En 2021, según la OCDE, se fabricaron más de 400 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, el doble que a principios de la década de 2000. Si no se toman medidas, el consumo de plástico podría triplicarse para 2060.
El problema es que el reciclaje no sigue el ritmo de esta aceleración. Según datos de la OCDE, alrededor del 9% de los residuos se recicla, el 19% se incinera y casi tres cuartas partes se envían a vertederos o se abandonan en la naturaleza.
Residuos omnipresentes… e invisibles
Dependiendo de su composición, los plásticos tardan entre 20 y 500 años en descomponerse, pero eso no significa que desaparezcan. Incluso cuando se fragmentan, dejan microplásticos, partículas de menos de 5 mm.
Estos restos de objetos plásticos de uso cotidiano están invadiendo los océanos, los suelos, los ríos… y los organismos vivos, como los peces y los cuerpos humanos. Estudios han demostrado su presencia en el agua potable, la leche materna e incluso en la sangre humana. Cada vez más investigaciones científicas alertan de los riesgos para la salud humana.
Europa quiere frenar la marea de residuos
Ante esta situación, la Unión Europea ha tomado una serie de medidas en los últimos años:
• Desde 2021, se prohíben los plásticos de un solo uso que son comunes y fácilmente sustituibles, como bolsas, pajitas o cubiertos.
• Las nuevas normativas sobre envases buscan reducir el sobreenvasado y mejorar la reciclabilidad de los envases.
• La adición intencionada de microplásticos está restringida en determinados cosméticos, detergentes y productos industriales a través del reglamento europeo REACH.
• Un proyecto de reglamento sobre el transporte marítimo pretende minimizar la pérdida de pellets industriales para evitar la contaminación por microplásticos.
• Se está revisando la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina, cuyo objetivo es proteger los ecosistemas marinos de los residuos.
La UE también financia numerosos proyectos de investigación destinados a desarrollar alternativas biodegradables y de origen biológico a los plásticos tradicionales. Es el caso del proyecto SEALIVE, liderado por el centro de investigación ITENE en Valencia, y del proyecto R3pack.
Bruselas también pretende optimizar el rendimiento económico de los sistemas de reutilización para lograr que en el mercado haya un 100% de envases reutilizables o reciclables en 2030.
Hacia un tratado internacional sobre los plásticos
Más allá de sus fronteras, la UE está haciendo una campaña activa por un acuerdo global jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos. El proyecto de tratado se negocia desde 2025 y, según los informes, han surgido dos enfoques:
• Una coalición de "alta ambición" reúne a más de 100 miembros, entre ellos la UE, Ruanda, Noruega y Perú, y aboga por una legislación jurídicamente vinculante que aborde todo el ciclo de vida de los plásticos (medidas anteriores y posteriores).
• Otros países, incluidos los principales productores de petróleo, quieren que el acuerdo se centre en medidas posteriores, como la gestión de residuos y el reciclaje.
Entre las medidas anteriores, que son objeto de un acalorado debate, se encuentran:
• Producción y consumo sostenible de plásticos.
• Abordar los problemas relacionados con los productos plásticos problemáticos (como los plásticos de un solo uso).
• Reducir los productos químicos que suscitan mayor preocupación.
La próxima ronda de negociaciones tendrá lugar en Ginebra, del 5 al 14 de agosto de 2025.