La anomalía genética atestigua la buena marcha de los planes de conservación del 'Lynx pardinus' en los dos países de la Península Ibérica, cuyas liberaciones comenzaron en 2011 tras estar al borde de la extinción.
El fantasma blanco del bosque mediterráneo. Así ha descrito Ángel Hidalgo, fotógrafo aficionado de naturaleza, a su último hallazgo mientras revisaba las imágenes de una de sus cámaras de fototrampeo, colocada en las profundidas de una de las sierras de Jaén.
Hidalgo ha conseguido grabar a un lince ibérico con leucismo, una condición genética que provoca la falta de pigmentación parcial o total en su piel, aunque no en los ojos como ocurriría en el caso de los animales albinos. Según el medio 'Ahora Jaén', este inédito hallazgo se produjo el pasado 22 de octubre en la provincia jiennense.
El lugar donde este ejemplar de 'Lynx pardinus' ha sido grabado en libertad, como atestigua la ausencia de un collar de rastreo, se mantiene en secreto. El lince ibérico, pese a los esfuerzos de conservación de las autoridades hispanolusas, aún se mantiene bajo la categoría de "vulnerable" bajo los parámetros de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El Ministerio de Transición Ecológica español estima que la población del animal superó los 2.000 ejemplares en 2023, repartida entre los dos países de la Península Ibérica. Los animales se han extendido por zonas geográficas como Sierra Morena, los Montes de Toledo, la cuenca del Guadiana hispanolusa o Doñana, además de otros lugares donde está siendo reintroducido y que hasta hace años eran impensables, como la Sierra Palentina.
Este felino, endémico únicamente de esta región, es esencial para los ecosistemas del paisaje mediterráneo y su cadena trófica al ejercer de depredador de los conejos, su principal fuente de alimentación. De desaparecer, se superpoblará el nivel inmediatamente anterior de la cadena y desequilibrará su conjunto, ante la falta de competencia entre ambas especies.