Las organizaciones medioambientales creen que la producción industrial de carne amplifica los riesgos epidemiológicos. Pero el sector ganadero se defiende recordando que los estándares de higiene son extremadamente elevados
¿Hasta que punto la producción industrial de carne puede contribuir a una epidemia?
Organizaciones medioambientales como Greenpeace creen que la agricultura intensiva puede actuar como un acelerador, aunque también dejan claro que no consideran al sector como una amenaza directa.
Explican que las granjas industriales comen terreno a los ecosistemas naturales, reduciendo el hábitat de muchas especies, y amplificando así los riesgos sanitarios derivados del contacto entre los animales salvajes y los humanos.
También denuncian las malas condiciones de reproducción en las granjas industriales, lo que puede favorecer la propagación de enfermedades. "Las condiciones para la cría de animales de manera altamente industrializada es a menudo muy mala tanto para los animales como para las personas. Los animales están demasiado apretados y a menudo son de origen genético similar. Así que estamos ante un tipo de producción que puede ser fuente de nuevos desastres potenciales", explica Sini Eräjää, de Greenpeace Europa.
Greenpeace enfatiza que no existe un vínculo entre la pandemia actual y la agricultura intensiva. Análisis en el que coincide con los productores. Pero el sector cárnico rechaza las acusaciones relativas a las condiciones de reproducción y explotación, y recuerda que están sujetos a estándares de higiene muy estrictos.
"La industria alimentaria y, por lo tanto, la industria cárnica, tienen la reglas de seguridad más altas que se pueden imaginar. Tanto en lo que se refiere a la producción, como al entorno, como a los trabajadores... Y por supuesto, a los alimentos en si mismos", explica Karsten Maier, Secretario General de EUCBV, la asociación europea para el comercio de ganado y carne. "Se deben tener muy en cuenta las reglas específicas en materia de higiene".
Reforma de la Política Agrícola Común
La Unión Europea está negociando una reforma de la Política Agrícola Común y algunos eurodiputados quieren reorientar las ayudas hacia los pequeños productores.
"Creo que deberíamos aprovechar la oportunidad que nos brinda la reforma de la Política Agrícola Común para modificar las reglas del juego y dar mucho menos dinero a los productores que apuestan por una agricultura intensiva e industrial. Ese dinero, en lugar de ir allí, debería ser para quienes, por el contrario, recurren a prácticas extensivas y usan los prados, para los que tienen granjas más pequeñas y menos intensivas", defiende Pascal Canfin, eurodiputado francés del grupo liberal Renovar Europa.
Las organizaciones medioambientales afirman que para reducir riesgos, se debe revisar todo el sistema de producción, y reducir el consumo de carne y de productos lácteos.