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Por fin se ha presentado el polémico acuerdo UE-Túnez. Pero, ¿qué contiene exactamente?

De izquierda a derecha: El Primer Ministro neerlandés, Mark Rutte, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el Presidente tunecino, Kais Saied, y la Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni.
De izquierda a derecha: El Primer Ministro neerlandés, Mark Rutte, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el Presidente tunecino, Kais Saied, y la Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni. Derechos de autor European Union, 2023.
Derechos de autor European Union, 2023.
Por Jorge LiboreiroVincenzo Genovese
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Tras semanas de intensas negociaciones, la Unión Europea y Túnez han firmado finalmente un memorando de entendimiento que abarca temas que van desde la migración a la cooperación económica.

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Un encuentro entre el presidente de Túnez, Kais Saied, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el país africano ha sido el lugar escogido para presentar el polémico acuerdo. Von der Leyen iba acompañada de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte.

"En tiempos de incertidumbres geopolíticas, es importante profundizar en la cooperación con nuestros socios estratégicos", ha apuntado von der Leyen, durante una declaración en la que no admetía preguntas de la prensa. 

La presentación oficial del memorando ha estado precedida de un aluvión de especulaciones en la prensa sobre cual iba a ser su dotación económica. El gobierno de Túnez, que ha sido acusadoen repetidas ocasiones -incluso por el Parlamento Europeo- de reprimir la libertad de expresión, la independencia judicial y la sociedad civil. Algo que contrasta con el papel como defensor de los Derechos Humanos que defiende habitualmente la UE. 

El presidente Saied, en particular, ha sido criticado por reconducir el país hacia el autoritarismo. Además, ha difundido afirmaciones racistas contra los inmigrantes subsaharianos utilizando argumentos que se hacen eco de la teoría conspirativa de la gran sustitución, una idea de extrema derecha proclama sin pruebas que las élites están sustituyendo activamente a las poblaciones nativas por personas de raza negra.

Said recibió una dura reprimenda de Naciones Unidas tras afirmar en el mes de febrero que "hordas de inmigrantes ilegales" llegados de países subsaharianos formaban parte de un "plan criminal para cambiar la composición del paisaje demográfico de Túnez" y eran fuente "de violencia, delitos y prácticas inaceptables".

Pero ete domingo, von der Leyen, Rutte y Meloni obviaron la polémica y, siguiendo el lema de "el fin justifica los medios", adoptaron un enfoque pragmático para abordar uno de los dilemas más acuciantes de la UE: la migración.

¿Qué contiene el Memorándum?

Sobre el papel, el Memorándum de Acuerdo es una declaración de intenciones políticas conjunta de la Unión Europea y Túnez para mejorar sus relaciones bilaterales y abordar los retos comunes de forma "estratégica y global".

El texto no es vinculante ni crea obligaciones en sí mismo. Sin embargo, presenta una serie de planes de acción que se desarrollarán gradualmente, se convertirán en instrumentos jurídicos y serán aprobados por los Estados miembros antes de su aplicación.

Los planes se dividen en cinco pilares temáticos: estabilidad macroeconómica, economía y comercio, transición ecológica, contactos interpersonales y migración. Cada categoría presenta diferentes proyectos de inversión y cooperación, muchos de los cuales implicarán el desembolso directo de fondos del presupuesto común de la UE.

¿Cuánto dinero está previsto?

El memorándum es impreciso en cuanto a las cifras financieras, que podrían cambiar en función de la evolución sobre el terreno, pero ya han aparecido algunas cifras preliminares. Una de ellas es de 150 millones de euros, la cantidad de dinero que la UE se propone aportar como apoyo presupuestario al Gobierno tunecino, que en los últimos años ha luchado por mantener a flote sus finanzas públicas.

Se considera que el país está al borde de la quiebra como consecuencia de los estragos causados por la pandemia de la COVID-19, el aumento de la inflación, la subida mundial de los precios de las materias primas, el elevado desempleo y el éxodo de la inversión extranjera provocado por el continuo retroceso democrático.

Bruselas teme que la economía pueda colapsar pronto y exacerbar aún más la inestabilidad interna de Túnez, empujando a más personas fuera del país y hacia las fronteras exteriores del bloque. La dotación de 150 millones de euros pretende evitar el peor de los escenarios y garantizar que el Gobierno tunecino disponga de liquidez suficiente para asegurar la prestación de servicios básicos y sentar las bases de las reformas económicas.

Además, el memorándum prevé 307,6 millones de euros para el desarrollo de ELMED, una línea de transmisión entre Túnez e Italia para comercializar electricidad renovable de bajo coste, y hasta 150 millones de euros para la construcción de Medusa, un cable submarino que utilizará tecnología de fibra óptica para conectar 11 países mediterráneos. Estos proyectos combinarán subvenciones del presupuesto de la UE y préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), lo que significa que habrá que devolver algunas cantidades.

¿Y la inmigración?

Esta es sin duda la gran pregunta.

Túnez, junto con Libia, es considerada una de las principales puertas de entrada de los solicitantes de asilo que desean alcanzar las costas europeas. Algunos de estos migrantes son ciudadanos tunecinos que huyen de las políticas represivas del país, pero otros proceden de lugares lejanos como Egipto, Costa de Marfil, Siria, Afganistán, Pakistán y Bangladesh.

Debido a su proximidad geográfica, Italia representa, en la gran mayoría de los casos, el primer punto de destino para los miles de migrantes que cada mes intentan cruzar la peligrosa ruta mediterránea. Muchos de ellos tras haber pagado una cantidad desorbitada de dinero para embarcar en una embarcación abarrotada y en condiciones paupérrimas.

Según Frontex, el año pasado se produjeron más de 102.000 cruces ilegales de fronteras a través del Mediterráneo Central, un 51% más que en 2021. Italia tiene dificultades para hacer frente a este aumento de llegadas y ha declarado el estado de emergencia para desplegar recursos adicionales.

Por eso la migración es un pilar clave del memorándum, con una dotación inicial de 105 millones de euros para combatir las operaciones de lucha contra el contrabando, reforzar la gestión de las fronteras y acelerar el retorno de los solicitantes de asilo cuyas solicitudes sean denegadas.

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El dinero se entregará a las autoridades tunecinas en forma de embarcaciones de búsqueda y rescate, jeeps, radares, drones y otros tipos de equipos de patrulla, y a organizaciones internacionales que trabajan sobre el terreno, como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Pero el desembolso de los fondos no estará vinculado a ningún objetivo numérico de readmisiones anuales o reducción de llegadas; y no tendrá disposiciones adicionales sobre derechos humanos ni las cláusulas tradicionales que la UE adjunta a sus programas de ayuda exterior. A pesar de las crecientes pruebas de devoluciones en caliente y trato violento contra migrantes negros.

"No damos dinero a las autoridades para que hagan lo que quieran", ha defendido una fuente europea. "No se trata en absoluto de un cheque en blanco", ha asegurado la misma fuente que ha insistido en que sólo se espera que Túnez acepte el retorno de sus propios nacionales, no de los miles de solicitantes de asilo que atraviesan el país en un intento de llegar al bloque, algo que se hará de forma voluntaria con el apoyo de la OIM y el ACNUR. Del mismo modo, no se pedirá a Túnez que acoja en su territorio a otras nacionalidades a las que se ha negado la posibilidad de buscar refugio en el bloque.

"No está previsto que Túnez sea un punto de recogida de inmigrantes irregulares", ha apuntado la fuente, recordando una declaración similar hecha anteriormente por el gobierno tunecino.

Paralelamente, la UE se esforzará por facilitar a los tunecinos altamente cualificados el traslado al bloque para trabajar a través de vías legales y las llamadas "asociaciones de talento". Alemania, Francia y Bélgica ya han ofrecido 300 puestos de trabajo como parte de esta iniciativa con el objetivo de llegar a 700 a finales de año.

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¿Podría haber más dinero en camino?

Sí, podría haberlo, pero todo depende del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Como complemento a los más de 700 millones de euros que ya se han destinado, Bruselas está dispuesta a poner sobre la mesa una importante dotación de ayuda macrofinanciera para fortificar la frágil economía tunecina y evitar que la situación se descontrole.

Ursula von der Leyen dijo el mes pasado que el bloque estaba dispuesto a aportar "hasta 900 millones de euros" en este sentido, pero en su intervención del domingo evitó concretar cifras. "Seguimos dispuestos a apoyar a Túnez movilizando ayuda macrofinanciera tan pronto como se cumplan las condiciones necesarias", ha dicho von der Leyen.

Las condiciones mencionadas por la presidenta se refieren a las conversaciones en curso entre Túnez y el FMI en torno a un acuerdo de préstamo a 48 meses por valor de 1.900 millones de dólares, o 1.690 millones de euros. El acuerdo, propuesto por el FMI en octubre, introduce a cambio del dinero importantes reformas, entre ellas en materia de PYME, fiscalidad, subvenciones estatales, transparencia, gobernanza y cambio climático.

Las condiciones fueron denunciadas posteriormente por el presidente Saied como "dictados extranjeros que conducirán a más pobreza", empujando el préstamo al limbo burocrático. Bruselas, que al igual que Roma tenía puestas grandes esperanzas en el proceso del FMI, cree que la firma del memorándum inyectará el impulso que falta para cerrar las negociaciones.

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Sólo cuando el préstamo esté listo y en marcha podrá la UE seguir adelante con su propia ayuda macrofinanciera. La última vez que el bloque ofreció un programa de este tipo a Túnez fue en mayo de 2020, cuando el Parlamento Europeo y el Consejo aprobaron una dotación de 600 millones de euros en el contexto de la pandemia de coronavirus.

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