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Orbán rompe la voz unánime de la UE sobre Rusia y felicita a Putin por "su reelección"

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, mantiene relaciones con el presidente ruso, Vladimir Putin, a pesar de la batería de sanciones impuestas por los aliados occidentales.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, mantiene relaciones con el presidente ruso, Vladimir Putin, a pesar de la batería de sanciones impuestas por los aliados occidentales. Derechos de autor Grigory Sysoyev/Sputnik
Derechos de autor Grigory Sysoyev/Sputnik
Por Jorge Liboreiro
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Viktor Orbán ha felicitado a Vladimir Putin por "su reelección" en una nueva afrenta a la unidad política de la Unión Europea.

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A principios de esta semana, Bruselas condenó las elecciones presidenciales rusas celebradas el fin de semana por tener lugar en un "espacio político cada vez más reducido" en medio de un "alarmante aumento de las violaciones de los derechos civiles y políticos" que ha estrangulado las voces de la oposición y restringido el acceso a información veraz.

El bloque también denunció al Kremlin por organizar "elecciones" en los territorios ocupados del este de Ucrania, lo que calificó como "violación manifiesta" del derecho internacional.

"La espantosa muerte del político opositor Alexéi Navalni en vísperas de las elecciones es un signo más de la aceleración y sistematización de la represión", declaró entonces Josep Borrell, responsable de Política Exterior de la UE.

Pero en una nueva muestra de desprecio, el primer ministro húngaro felicitó personalmente a Vladímir Putin por lo que los analistas han calificado de autoproclamación, más que de elecciones democráticas, ya que el líder autoritario se hizo fácilmente con el 87% de los votos, el mayor margen registrado en la era postsoviética del país.

El mensaje de celebración reafirmó la intención de Budapest de mantener estrechas relaciones con Moscú a pesar de la serie de sanciones que los aliados occidentales han impuesto al Kremlin con el objetivo de reducir su capacidad de hacer la guerra en Ucrania.

Viktor Orbán "felicitó a Vladímir Putin por su reelección, señalando que la cooperación entre Hungría y Rusia, basada en el respeto mutuo, permite importantes discusiones incluso en contextos geopolíticos desafiantes", dijo el jueves por la tarde Zoltan Kovacs, portavoz internacional del Gobierno, en un breve mensaje en las redes sociales.

"El primer ministro Orbán afirmó el compromiso de Hungría con la paz y su disposición a intensificar la cooperación en sectores no restringidos por el derecho internacional, subrayando la importancia del diálogo para fomentar las relaciones pacíficas", apunto Kovacs.

El anuncio se produjo en un momento especialmente oportuno, ya que coincidió con una reunión de líderes de la UE en Bruselas que tenía como principal punto del orden del día la necesidad de aumentar los suministros militares a Kiev y reforzar las capacidades de defensa del bloque para evitar un posible ataque ruso, un escenario antaño remoto que se ha convertido en una posibilidad creíble.

Tras dirigirse a los jefes de Estado y de Gobierno, Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, fue preguntada por las muestras de apoyo de Orbán. "Bueno, yo no compartiría las felicitaciones", respondió Metsola.

"Estamos hablando de un país que ha invadido ilegalmente a otro. Un país cuyo líder no paró en 2008, no paró en 2014 y definitivamente no da señales de parar ahora, que acaba de salir de unas elecciones que no fueron ni libres ni justas", aseguró la presidenta.

Antes de la reunión, la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, ofreció una mordaz opinión sobre los últimos acontecimientos en Rusia. "Me niego a llamarlo elecciones. Lo llamo 'operación especial de nominación' porque no son unas elecciones", dijo Kallas a los periodistas, en referencia al eufemismo que emplea el Kremlin para describir la invasión de Ucrania.

"¿Por qué (juegan) a este juego para demostrar que están celebrando elecciones? Ni ellos mismos se lo creen. En realidad es para socavar nuestras elecciones, nuestras democracias, para decir: 'Sabéis, todo es lo mismo', y por eso no deberíamos llamarlas elecciones", prosiguió.

"No creo que estas elecciones, porque no son elecciones, puedan dar un resultado que nos permita decir que él es el presidente. Sólo es Putin".

En las conversaciones del jueves entre los líderes también se abordó una novedosa propuesta para utilizar los intereses de los activos del Banco Central ruso que han sido inmovilizados por Occidente. Inicialmente pensado para sufragar la costosa reconstrucción de Ucrania, el proyecto se ha rediseñado para suministrar armas y proyectiles de artillería a la nación devastada por la guerra.

La idea está ganando adeptos, pero sigue dependiendo de la unanimidad, lo que significa que Orbán podría detenerla sin ayuda si así lo deseara. El primer ministro húngaro se ha ganado la reputación de explotar su poder de veto para obtener concesiones y desbaratar decisiones colectivas, un patrón que los diplomáticos de Bruselas han comparado con las "muñecas rusas", porque una vez satisfecha una demanda, aparece otra nueva.

El año pasado, Orbán provocó indignación tras ser fotografiado estrechando la mano de Putin en una conferencia de alto nivel en Pekín. Más recientemente, el primer ministro enfureció a sus aliados cuando retrasó la aprobación de un fondo especial de 50.000 millones de euros para Ucrania y la ratificación de la candidatura de Suecia para ingresar en la alianza de la OTAN.

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