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Semana Europea: La inminente hambruna en Sudán y la presidencia de Orbán de la UE

Niños sudaneses desnutridos reciben tratamiento en una clínica de MSF en el campo de Metche, Chad, cerca de la frontera con Sudán, el 6 de abril de 2024.
Niños sudaneses desnutridos reciben tratamiento en una clínica de MSF en el campo de Metche, Chad, cerca de la frontera con Sudán, el 6 de abril de 2024. Derechos de autor Patricia Simon/Copyright 2024 The AP. All rights reserved.
Derechos de autor Patricia Simon/Copyright 2024 The AP. All rights reserved.
Por Stefan Grobe
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Esta edición de Semana Europea se centra en el inicio de la presidencia rotatoria húngara de la UE y en la catástrofe humanitaria que se está produciendo en Sudán.

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Si creía que la actividad se iba a calmar con el comienzo del verano, mejor que se lo piense otra vez. Los resultados electorales de la primera vuelta en Francia y los comicios generales en el Reino Unido ofrecieron lecturas totalmente distintas del estado de ánimo político de los ciudadanos.

Los grupos políticos del Parlamento Europeo siguieron luchando por encontrar socios y alianzas antes de su sesión inaugural en Estrasburgo en menos de dos semanas. Y Bélgica cedió la presidencia de turno de la UE a Hungría, vieja enemiga de Bruselas.

Los caprichos del calendario hicieron que el Gobierno de Viktor Orbán se hiciera cargo de la agenda de la UE, lo que es como el zorro cuidando el gallinero, como dijo un observador.

Esta semana, Orbán también visitó Ucrania y lanzó una nueva alianza de extrema derecha, Patriotas por Europa, para convertirse potencialmente en el mayor refugio de partidos afines en el Parlamento Europeo. "Si queremos detener el declive actual, si queremos dejar de perder cada vez más fuerza y si queremos volver a ser fuertes, tenemos que volver a ser grandes", dijo Orbán en una entrevista televisiva.

"De qué otra forma podemos competir con Estados Unidos, que se ha hecho grande, si no queremos hacernos grandes nosotros mismos", añadió. Pero la grandeza de Europa, a la que hace alusión Viktor Orbán, depende también de cómo actúe la UE en la escena internacional y en los principales focos de crisis del mundo.

Cientos de miles de personas se enfrentan a la inanición en Sudán

Esta semana, la comunidad internacional ha prestado más atención a la situación en Sudán, que es devastadora. Desde hace más de un año, el violento conflicto entre el Ejército sudanés y las fuerzas rebeldes ha desplazado a cientos de miles de personas que básicamente no tienen nada que comer.

Varias agencias de la ONU lanzaron advertencias urgentes. "Nos encontramos en una carrera contrarreloj, no solo para disponer de recursos suficientes, sino también para poder hacer llegar estos recursos a las personas que están al borde de la inanición", declaró Eddie Rowe, director para Sudán del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.

Hace tan solo unos días, el Comité Internacional de Rescate elaboró una Alerta de Crisis en Sudán para poner de relieve la trayectoria de esta catástrofe humanitaria. El informe lamenta los fracasos diplomáticos a la hora de abordar la catástrofe y presiona para que se reajuste totalmente la respuesta humanitaria.

Para más información, hablamos con Eatizaz Yousif, directora para Sudán del Comité Internacional de Rescate.

Euronews: Se habla mucho de la catástrofe humanitaria en Sudán, ¿nos puede dar una idea de su gravedad?

Yousif: Creo que Sudán está atravesando un momento muy difícil. La mitad de la población de Sudán se enfrenta a la inseguridad alimentaria, y casi 750.000 personas se enfrentan a la inanición o al hambre. Y ese desplazamiento masivo está situando realmente a Sudán a la cabeza de cualquier crisis humanitaria.

Euronews: ¿Quién es el culpable de esta situación, quién ha fallado al pueblo de Sudán?

Yousif: Los continuos enfrentamientos y las dos partes que se niegan a parar y sentarse a intentar superar sus problemas son factores que contribuyen. Y también contribuye mucho la presión de la comunidad internacional para que silencien las armas. Y también Sudán se enfrenta a enormes problemas de financiación. De los 2.800 millones de dólares que se solicitan para el plan de respuesta humanitaria para Sudán, hasta ahora solo se está financiando el 16%.

Euronews: ¿Por qué se presta tan poca atención a la crisis a nivel internacional?

Yousif: Supongo que se trata de múltiples prioridades que compiten entre sí con las múltiples crisis que se han producido en todo el mundo, como las de Gaza, Ucrania, Yemen o Siria. Y, también, creo que la posición geográfica de Sudán no es tan atractiva ni atrae tanta atención.

Euronews: ¿Qué debería hacer la comunidad internacional y la Unión Europea en particular para ayudar?

Yousif: Creo que la UE y sus Estados miembros han desempeñado un papel destacado en la respuesta internacional a la crisis de Sudán, como la reciente organización de la conferencia de París en abril y la intensificación del esfuerzo humanitario. Además, pedimos a la UE que refuerce su peso diplomático para garantizar el alto el fuego y el acceso de la ayuda humanitaria, y que fortalezca su compromiso con los actores regionales. Porque, en estos momentos, la presión política es realmente necesaria.

El pasado esclavista de Países Bajos

En el programa de esta semana también abordamos el pasado esclavista de Países Bajos, que esta semana cerró el Año Conmemorativo del Esclavo, que conmemora la abolición de la esclavitud en 1863. La ceremonia principal tuvo lugar en el Oosterpark de Ámsterdam, con la asistencia del primer ministro, Mark Rutte, en su último día en el cargo.

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Durante más de 300 años, los traficantes de esclavos neerlandeses secuestraron y enviaron a través del Atlántico a adultos y niños de diversas partes de África. Las antiguas colonias neerlandesas de Surinam e islas caribeñas como Aruba y Curaçaodeben su riqueza económica al trabajo forzado de los esclavos.

Con el Año Conmemorativo, el Gobierno neerlandés quiso contribuir a aumentar de forma permanente al conocimiento de una parte poco expuesta de la historia del país. El Gobierno también pidió disculpas y reparaciones. El 1 de julio se llama ahora Keti Koti o "el día en que se rompieron las cadenas".

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