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Bruselas pide explicaciones a Hungría por la flexibilización de las normas de visados para los rusos

Tras la visita de Viktor Orban a Moscú, Hungría redujo la obligación de visado para los ciudadanos rusos.
Tras la visita de Viktor Orban a Moscú, Hungría redujo la obligación de visado para los ciudadanos rusos. Derechos de autor Alexandru Dobre/Copyright 2024 The AP. All rights reserved.
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Por Jorge Liboreiro
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

El sistema húngaro de tarjeta nacional simplifica los trámites de visado y los controles de seguridad de los "trabajadores invitados" procedentes de Rusia y Bielorrusia.

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La Comisión Europea ha pedido explicaciones a Hungría por su reciente decisión de flexibilizar la obligación de visado para los ciudadanos rusos y bielorrusos, lo que, según Bruselas, "podría llevar a una elusión de facto" de las restricciones del bloque y socavar las normas de seguridad en todo el espacio Schengen, exento de pasaportes.

"Rusia es una amenaza para la seguridad. Necesitamos más, no menos vigilancia. Facilitar el acceso a la UE a posibles espías y saboteadores rusos socavaría la seguridad de todos nosotros", declaró Ylva Johansson, comisaria europea de Asuntos de Interior. "Si su plan de fácil acceso supone un riesgo, actuaremos".

En una carta dirigida al Ministerio del Interior húngaro, fechada el 1 de agosto, Johansson cuestiona los nuevos cambios introducidos en el sistema de la Tarjeta Nacional del país, que simplifica los trámites de visado y la comprobación de los antecedentes de seguridad de los "trabajadores invitados" en sectores específicos.

El permiso tiene una duración de dos años y puede renovarse por otros tres, allanando el camino para optar a la residencia permanente. A principios de julio, coincidiendo con el inicio de la Presidencia húngara del Consejo de la UE y elpolémico viaje de Viktor Orbán a Moscú, el país amplió la Tarjeta Nacional a los ciudadanos de Rusia y Bielorrusia. Antes estaba abierta a solicitantes de Ucrania, Bosnia-Herzegovina, Macedonia del Norte, Moldavia, Montenegro y Serbia.

Budapest afirma que muchos de estos trabajadores se emplearán en la construcción de una central nuclear con tecnología rusa, que Orbán ha insistido en que se libre de sanciones.

La actualización pasó inicialmente desapercibida hasta que Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo (PPE), de centro-derecha, envió a finales de julio una carta al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, exigiendo un debate a nivel de líderes.

Las "cuestionables" nuevas normas "crean graves lagunas para las actividades de espionaje" y podrían permitir que "un gran número de rusos entren en Hungría con una supervisión mínima, lo que supone un grave riesgo para la seguridad nacional", decía Weber en su carta, de la que informó primero el 'Financial Times'.

El portavoz de Orbán calificó las palabras de Weber de "absurdas e hipócritas" y aseguró que el sistema migratorio húngaro es el "más estricto" del bloque.

Schengen, en el centro de las preocupaciones

La Comisión, encargada de velar por que las legislaciones nacionales se ajusten a las normas de la UE, se mojó el jueves por la noche sobre la creciente polémica. "Debemos permanecer vigilantes mientras Rusia emplea todas las herramientas no convencionales para desestabilizar la Unión Europea y sus valores", afirma Johansson en su misiva.

En el centro de las preocupaciones de la Comisión está el funcionamiento del espacio Schengen, una vasta región que engloba a 450 millones de ciudadanos de 29 países europeos y en la que se han suprimido los controles fronterizos para permitir el tránsito fluido de personas.

Aunque cada Estado miembro tiene derecho a diseñar y aplicar sus propios requisitos de visado, todos están sujetos a un conjunto común de normas mínimas para garantizar la uniformidad. Una vez que un nacional de un tercer país está autorizado a entrar en un país Schengen, puede circular libremente por todo el espacio, lo que significa que las autoridades deben confiar en las decisiones de los demás.

Cualquier plan para atraer a trabajadores extranjeros "debe equilibrarse cuidadosamente para no poner en riesgo la integridad de nuestro espacio común sin controles fronterizos internos y considerar debidamente las posibles implicaciones para la seguridad", escribió Johansson. "Es de suma importancia tener en cuenta las consideraciones migratorias y de seguridad de todos los demás Estados Schengen".

El 19 de agosto, fecha límite para responder y que Bruselas determine las "consecuencias oportunas"

A pesar del amplio abanico de sanciones impuestas desde el inicio de la guerra de Ucrania, los ciudadanos rusos y bielorrusos aún pueden entrar en territorio de la UE. Sin embargo, el cierre del espacio aéreo a los vuelos operados por Rusia y las estrictas restricciones a los viajes por tierra dificultan la entrada de esos nacionales en el bloque.

En el verano de 2022, la UE suspendió su acuerdo de facilitación de visados con Rusia y acordó intensificar el escrutinio sobre las futuras solicitudes presentadas por turistas rusos.

La tarjeta nacional húngara podría poner en peligro este marco colectivo, advierte Johansson, ya que podría debilitar la obligación de "evaluar si las personas que cruzan la frontera exterior suponen una amenaza para el orden público, la seguridad interior, la salud pública o las relaciones internacionales", así como la aplicación de sanciones.

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Budapest tiene hasta el 19 de agosto para responder a una serie de preguntas anexas a la carta de la comisaria, que no se han hecho públicas. Después, Bruselas "extraerá las consecuencias oportunas".

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