Tienen grandes dificultades este verano para mantener su ganado sano. Una sequía persistente dificulta desde el abastecimiento de agua hasta el suministro de grano, siete kilos al día por cabeza.
Los agricultores rumanos tienen dificultades para mantener su ganado, ya que la sequía que sufre el país les dificulta alimentar a los animales. En el condado de Olt, al sur del país, el agricultor Traian Girtan ha vendido parte de sus 30 cabezas de ganado.
Gírtan explicó a 'Euronews' que alimentar a su ganado cuesta 1.000 euros al mes, un aumento respecto a años anteriores y el precio del ganado es entre un 30 y un 40% más bajo que hace un año".
Para mantener viva su granja durante el invierno, Girtan prevé vender la mitad de su ganado. Los representantes de los ganaderos afirman que esta situación se está viviendo en toda Rumanía.
El presidente de la Asociación Rumana de Criadores de Ganado de Carne, Dumitru Grigorean prevé que "Las consecuencias serán, sin duda, a largo plazo, porque ya estamos presenciando una caída drástica, dramática y preocupante de las cifras".
Grigorean estima que actualmente hay algo más de un millón de cabezas de ganado en Rumanía, frente a los siete millones que había anteriormente. Una vez que una granja cierra, es difícil que vuelva a funcionar. Una situación endémica y recurrente en Rumanía.
Subida de precios a la vista
Agricultores y ganaderos están preocupados por el impacto que la sequía pueda tener sobre los consumidores, ya que las granjas se verán obligadas a aumentar sus precios para compensar la falta de ganado.
El sur y el este de Europa se han enfrentado a "condiciones de sequía persistentes y recurrentes", según un informe de situación elaborado por la Unión Europea.
En Rumania, el Gobierno ha compensado a los agricultores por más de dos millones de hectáreas de tierras agrícolas que, según estiman, han resultado dañadas como resultado de las sequías recurrentes, según medios nacionales.
La semana pasada, se pusieron en marcha alertas de código naranja y amarillo en el sur y el oeste del país, replicando las alertas anteriores puestas en marcha en julio por la Asociación Meteorológica de Rumanía.