La coalición de verdes, liberales y socialdemócratas no llega a a acuerdos para cerrar los presupuestos para 2025. En perspectiva el abandono del apoyo económico estadounidense a la política de defensa europea y de la OTAN.
El canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, el vicecanciller y ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck, y el titular de Finanzas, el liberal Christian Lindner, se reunían por la mañana y la tarde de este míércoles en la Cancillería antes de una crucial cita de la comisión de la coalición que también incluirá a los responsables de los partidos y de las fracciones parlamentarias.
Los encuentros se suceden en una jornada en la que las conversaciones solo se interrumpieron para una reunión ordinaria del Consejo de Ministros y para hacer declaraciones sobre la seriedad de la situación, teniendo en cuenta ahora también la victoria del candidato republicano, Donald Trump, en las elecciones de EEUU.
El diputado de la oposición democristiana Thomas Erndl reclamó nuevas elecciones: "Como oposición, observamos la situación. Creo que es muy grave. También creo que este Gobierno ya no puede darle al país ningún impulso real. El desarrollo económico es tan pobre que deberíamos ir a nuevas elecciones lo antes posible. El Gobierno debería darse cuenta de esto y allanar el camino para ello".
Doble juego de Orbán con Putin y Xi
El primer ministro húngaro Viktor Orbán fue el primero en elogiar públicamente al nuevo presidente estadounidense. Pero el diputado liberal Michael Link advierte sobre los riesgos de una Europa fragmentada refiriéndose a Orbán: "Si un miembro de la Unión Europea está violando las reglas de muchas maneras, entonces tenemos que decírselo muy claramente a Hungría.
Hungría, como miembro de la OTAN y de la UE, también debe mostrar solidaridad con los valores de la UE y con nuestra defensa conjunta. El doble juego que Orbán está llevando a cabo con el presidente ruso y con otros, también con el presidente chino, es un serio desafío para la unidad de la OTAN y la UE".
Con los resultados de las elecciones estadounidenses en la mano, el Gobierno alemán podría tener un impulso externo para reparar sus divisiones mientras Europa entra en un nuevo capítulo en el que se verá obligada a reforzar su soberanía.