La cantidad de dinero que envían fuera de la UE las personas que viven en ella sigue creciendo cada año y es significativamente mayor que la entrada de dinero.
La cantidad de dinero que los ciudadanos envían fuera de la Unión Europea crece rápidamente. Desde 2018, ha aumentado en 20.000 millones de euros, hasta alcanzar la cifra récord de 50.000 millones de euros en 2023, según Eurostat. Esta cifra difiere significativamente del dinero recibido por los residentes en la UE, que ascendió "solo" a 14.000 millones de euros el año pasado y se ha mantenido estable desde 2018.
Todos los países con un saldo positivo (es decir, que recibieron más dinero del que enviaron) se encuentran en Europa del Este, y casi la mitad son países candidatos a la adhesión a la UE. Serbia encabeza la lista, seguida de Rumanía, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Kósovo y Albania.
Francia tiene la balanza de pagos más negativa, -15.700 millones de euros, seguida de España (-8.000 millones) y Alemania (-7.400 millones). A escala mundial, Estados Unidos es el principal país de origen de las remesas. El Banco Mundial las ha definido como una "fuente crucial" de dinero, sobre todo para los países de renta baja y media.
En 2023, América Latina y el Caribe será la región con mayor crecimiento de los flujos de remesas (7,7%). Los importes de Asia Meridional también crecieron sustancialmente (+5,2%), "impulsados en gran medida por los sólidos flujos hacia la India, mientras que la región de Asia Oriental y el Pacífico experimentó un crecimiento del 1,8%, apoyado por las remesas a Filipinas".
En cambio, las remesas en el África subsahariana disminuyeron un 0,3%. No obstante, según la organización, estos flujos siguen reforzando a los países que se enfrentan a problemas de inseguridad alimentaria y endeudamiento.