El líder separatista, buscado por violar el orden constitucional, fue custodiado por la Policía de su región frente a las fuerzas estatales.
Los cuerpos y fuerzas de seguridad de Bosnia y Herzegovina intentaron detener sin éxito al presidente de la República Srpska, Milorad Dodik, ayer miércoles, pero la Policía de este territorio se lo impidió, desatando tensiones en este Estado dividido por dos entidades políticas (la propia Srpska y la Federación de Bosnia y Herzegovina), además de una ciudad autónoma.
Dodik se enfrenta a acciones judiciales por su política separatista. Un tribunal estatal de Sarajevo le condenó a finales de febrero por ir en contra de las decisiones del enviado internacional de paz del país, Christian Schmidt. Poco después, el presidente introdujo nuevas leyes destinadas a prohibir el funcionamiento de las instituciones judiciales y de seguridad del Estado en Srpska, que ocupa aproximadamente la mitad del territorio de este país de los Balcanes Occidentales. Los tribunales dictaron una orden de busca y captura contra Dodik en marzo, después de que no compareciera para ser interrogado.
Su intento de detención se produjo al este de Sarajevo, la capital estatal. Una portavoz de la Agencia Estatal de Investigación y Seguridad (SIPA), Jelena Miovcic, dijo que los miembros de la agencia "trataron de aplicar una orden (judicial), pero los miembros de la SIPA fueron rechazados por la Policía de la República Srpska". Las fotos del episodio publicadas en los medios de comunicación parecen mostrar a inspectores estatales desarmados y a guardas de Srpska -estos últimos con armas- en el exterior de un edificio gubernamental. No se ha informado de incidentes violentos entre ambas facciones.
La televisión de Srpska ha informado que los agentes del SIPA se marcharon tras negociar con la Policía regional. Dodik ha declarado posteriormente que se siente "bien y seguro" y que las fuerzas estatales no tienen autoridad en la República Srpska. El incidente se suma a las ya elevadas tensiones en Bosnia y Herzegovina, que sigue dividida étnicamente tras el sangriento conflicto sucedido entre 1992 y 1995. Unas 100.000 personas fueron asesinadas y millones tuvieron que huir de la guerra etnonacionalista.
Dodik, que dirige la mitad serbia de Bosnia y Herzegovina, ha pedido en repetidas ocasiones la separación del territorio del resto del país, alimentando los temores de un regreso a la inestabilidad pasada. Este político se ha enfrentado a sanciones estadounidenses y británicas por sus acciones separatistas, que cuentan con el apoyo de Moscú.
El Alto Tribunal de Bosnia y Herzegovina ha emitido órdenes de detención no sólo contra Dodik, sino también contra el primer ministro de Srpska, Radovan Višković, y el presidente de la Asamblea Nacional, Nenad Stevandić, acusados de atentar contra el orden constitucional.