La corte de casación señala, pese al fallo, que al no ser ya jefe de Estado por su exilio puede imputarle otros crímenes, ya sea de guerra o de lesa humanidad por su pasado como dictador y represor durante la guerra civil siria.
La Corte de Casación de Francia, su máximo tribunal, no ha despojado de su inmunidad como antiguo jefe del Estado sirio a Bashar Al Assad, actualmente exiliado en Rusia. La corte, sin embargo, señala que "es posible que se emitan contra él nuevas órdenes de detención por actos que puedan constituir crímenes de guerra o de lesa humanidad".
La decisión supone un golpe agridulce para los activistas que esperaban que el tribunal anulara su inmunidad, la cual podría haber tenido consecuencias de gran alcance para otros líderes perseguidos en la actualidad por la Corte Penal Internacional como Benjamin Netanyahu o Vladímir Putin. "Desde nuestra perspectiva como víctimas, esto es un grave error. Esto servirá de refuerzo a otra dictadura para que siga cometiendo este tipo de crímenes; saben que gozarán de inmunidad", ha declarado Mazen Darwish, presidente del Centro Sirio para los Medios de Comunicación y recopilador de pruebas sobre crímenes de guerra en esta nación de Oriente Próximo.
El alto tribunal también se ha pronunciado sobre un caso contra un exministro de Economía del Gobierno sirio durante el régimen de los Al Assad, y en este caso sí ha permitido que pueda ser procesado. La abogada Clémence Witt, quien presentó el caso contra Al Assad ante el tribunal, ha asegurado que, pese al fallo final, ahora los tribunales franceses pueden emitir órdenes de arresto contra miembros de un Gobierno en el poder si cuentan con las pruebas suficientes.
Al Assad se enfrentaba, entre otros, a cargos por el uso de armas químicas en Ghouta en 2013 y Douma en 2018. El exiliado exdictador de Siria ha negado estar detrás de dichos ataques químicos. Durante más de 50 años, Siria estuvo gobernada por Hafez al Asad, el patriarca del régimen, y luego por su hijo Bashar. Durante la Primavera Árabe de 2011, miles de personas se rebelaron contra la dictadura, dividiéndose en distintas facciones y provocando una brutal guerra civil de 13 años de duración que mató a más de medio millón de personas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Millones de sirios huyeron a Líbano, Jordania, Turquía y Europa.