La propuesta de la Comisión Europea de duplicar su apoyo financiero a Groenlandia marca un punto de inflexión en la defensa de sus intereses estratégicos en la región frente a las ambiciones rusas, chinas y estadounidenses.
La Comisión Europea ha propuesto duplicar su apoyo financiero a Groenlandia como parte del próximo presupuesto europeo, según anunció la semana pasada. La UE propone un presupuesto de más de 530 millones de euros para Nuuk en el marco financiero plurianual para el periodo 2028-2034.
Pero más allá de este territorio semiautónomo de Dinamarca, toda la zona ártica se encuentra en el centro de varios intereses comerciales y geopolíticos debido al deshielo provocado por el cambio climático, el cual está reorganizando la baraja política.
Una nueva ruta marítima que acortaría los tiempos del mar Rojo
El cambio climático está facilitando la hipotética navegación comercial por el Ártico, transportando mercancías sin necesidad de emplear rompehielos. En 2023, se alcanzó la cifra récord de 35 millones de toneladas transportadas por esta ruta.
"La ruta comercial por el norte es mucho más cómoda entre Pekín y Róterdam que la ruta tradicional por el estrecho de Malaca, el canal de Suez y el golfo de Adén, que por supuesto es entre un 30% y un 50% más larga y tarda entre 14 y 20 días más que la ruta ártica", explica Yan Cavalluzzi, analista de Seguridad y Defensa de NCT Consultants. Sin embargo, algunos análisis moderan el crecimiento de esta ruta marítima septentrional en comparación con el Canal de Suez, por el que pasaron 1.600 millones de toneladas en el mismo periodo.
Pekín lanzó en 2018 su estrategia Ruta Polar de la Seda. Para la UE, esta cooperación es esencial, a pesar de las tensiones, ya que China es el primer socio de los 27 en términos de importaciones (21,3% en 2024). A ambas partes les interesa mantener una buena cooperación para asegurar esta ruta marítima. Pero esta ruta no está tan abierta como parece: el 53% de esta discurre junto a Rusia. Sin embargo, el Kremlin pretende ampliar su zona económica exclusiva, contraviniendo el Derecho marítimo internacional vigente.
La militarización del Ártico se acelera
Desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, la presencia bélica de varias potencias en el Ártico se ha intensificado. "Una de las razones por las que Estados Unidos quería que Finlandia y Suecia ingresaran en la OTAN era que habían reducido sus capacidades en el Ártico tras el final de la Guerra Fría y ya no invertían en la guerra allí", afirma Yan Cavalluzzi. "Por tanto, el ingreso de estos países en la OTAN les garantiza una actualización más rápida y fácil de las tecnologías y capacidades bélicas en el Ártico", prosigue.
Para defender sus intereses, la UE no puede confiar únicamente en sus Estados miembros presentes en la región. "Pensemos en las infraestructuras submarinas, como los cables de fibra óptica. Es fácil ver por qué es tan importante tener presencia en la región", explica Ivan Zaccagnini, investigador del Centro de Seguridad, Diplomacia y Estrategia de la Universidad Libre Flamenca de Bruselas.
Este experto sugiere considerar "Groenlandia u otros territorios de la región como plataformas para establecer lo que se conoce como un sistema de alerta temprana, o incluso desplegar unidades aéreas, navales o incluso robóticas directamente en el Ártico".
La UE cuenta con una estrategia ártica desde 2021. Pero desde el inicio de la guerra parece haber cambiado de postura, según Ivan Zaccagnini. "En general, la UE está pasando de un papel de observador a una posición más activa y comprometida, así como una posición geopolítica en la región".
El Ártico refleja las debilidades europeas en el ámbito geopolítico
Las reservas de hidrocarburos del Ártico también son objeto de atención para las grandes potencias. Según las estimaciones, la región alberga el 13% de las reservas de petróleo por descubrir y el 30% de las de gas. Para la UE, el acceso a estos recursos permitiría a los 27 Estados miembros diversificar su abastecimiento y reforzar su autonomía estratégica.
Las dificultades de Europa para hacer oír su voz en el conflicto de Ucrania también se repiten en la región ártica. Los 27 se enfrentan a la creciente influencia de Rusia, apoyada por China. Además, la dependencia militar de la UE con respecto a Estados Unidos limita el alcance de sus acciones en la región septentrional. A ello se suma el expansionismo del presidente estadounidense, que pretende reforzar su posición en la región. Donald Trump no ha ocultado su deseo de anexionarse Groenlandia, por ejemplo.
Para alejarse de este papel puramente diplomático, Ivan Zaccagnini sugiere que la Unión "siga invirtiendo en plataformas y capacidades para estar presente en la región, por ejemplo, en términos de patrullas, desplegando unidades de patrulla en la región para garantizar la seguridad e intervenir en caso de perturbación de las infraestructuras submarinas". Pero a los 27 países les queda un largo camino por recorrer.