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Cierre del Gobierno estadounidense: ¿Por qué debe preocuparse Europa?

La Estatua de la Libertad cerca de las terminales de Port Liberty en Nueva York. (AP Photo/Frank Franklin II)
La Estatua de la Libertad cerca de las terminales de Port Liberty en Nueva York. (AP Photo/Frank Franklin II) Derechos de autor  AP Photo
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Por Stefan Grobe
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La actual lucha presupuestaria en Washington tiene la consecuencia imprevista de perjudicar a la economía europea. En especial, los exportadores de la UE podrían verse en apuros.

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No sólo los turistas europeos que viajan por Estados Unidos se encuentran con las puertas de museos o parques nacionales cerradas. Dado que Estados Unidos es tan importante para la economía mundial, las empresas europeas también podrían sentir los efectos negativos de un cierre del Gobierno estadounidense.

De hecho, deberían prepararse para una dura travesía que sólo será más dolorosa cuanto más dure el bloqueo en Washington. ¿Por qué debería preocupar a las empresas europeas que los empleados públicos del otro lado del Atlántico no puedan trabajar?

Pues bien, el cierre paraliza o reduce muchas operaciones federales, como la concesión de préstamos o permisos, e interrumpe la labor de los organismos públicos de supervisión, lo que ralentiza la actividad económica.

Lo que lo hace más significativo es el momento en que se produce. Este año, la economía estadounidense ya está experimentando un crecimiento más lento, presiones inflacionistas persistentes y una creciente inseguridad financiera. El cierre se suma a esta inseguridad y puede desencadenar una reacción en cadena de consecuencias económicas.

Tomemos como ejemplo las empresas comerciales europeas. Ya sacudidas por el caos arancelario, dependen de unas condiciones de mercado constantes y predecibles para planificar su producción, asignar recursos y satisfacer las necesidades de sus clientes.

Incluso una ligera ralentización de la actividad económica provocaría un descenso de las importaciones estadounidenses, lo que reduciría la demanda de las empresas europeas, cuyo crecimiento, ingresos y rentabilidad se verían a su vez afectados.

Las importaciones europeas que lleguen a Estados Unidos se encontrarán con menos personal gubernamental en puertos y aduanas que se ocupe de las tareas administrativas y reglamentarias asociadas a la importación y exportación de mercancías. Como consecuencia, se producirán retrasos que pueden alargar el tiempo que tardan las mercancías en llegar a su destino, alterando los plazos de entrega.

Estos pueden tener efectos en cascada en las cadenas de suministro que dependen de un calendario preciso para funcionar con eficacia. Esto puede dar lugar a costes inesperados por envíos urgentes y penalizaciones por incumplimiento de los plazos de entrega.

Un camión circula junto a contenedores en el puerto de Nueva York y Nueva Jersey. (AP Photo/Matt Rourke)
Un camión pasa junto a contenedores en el puerto de Nueva York y Nueva Jersey. (AP Photo/Matt Rourke) AP Photo

Además, existe el peligro de una posible paralización de las aprobaciones de licencias de exportación. Las empresas europeas necesitan estas aprobaciones -o sus renovaciones- para llevar a cabo sus operaciones comerciales en Estados Unidos.

"Las empresas quedarán congeladas, no podrán conseguir que se apruebe nada, ni permisos ni licencias, no podrán vender deuda corporativa en Estados Unidos", explicó a 'Euronews' un abogado que trabaja negociando acuerdos transatlánticos para clientes corporativos multinacionales. "Un cierre del Gobierno manda a casa a la gente que ejecuta las regulaciones, pero las regulaciones en sí permanecen - y deben ser cumplidas".

Esta incertidumbre regulatoria puede dejar a los exportadores europeos en un estado de limbo, inseguros de su capacidad para continuar sus actividades con el mercado estadounidense a corto plazo. Hay que prestar especial atención a los sectores que dependen de la demanda estadounidense, como la maquinaria, los componentes de automoción o los productos químicos. Estas empresas podrían sufrir oscilaciones a la baja en bolsa, ya que los inversores reaccionan ante la incertidumbre en Estados Unidos.

Hablando de mercados financieros. Una incertidumbre prolongada en Estados Unidos podría provocar un aumento de los tipos de interés de la deuda pública estadounidense, ya que los inversores la considerarían de mayor riesgo.

Eso llevaría a tipos más altos en otras partes del mundo. En Europa, por ejemplo, esto podría afectar negativamente a los mercados bursátiles, aumentar el coste de financiación de los déficits públicos y reducir la demanda global debido al mayor coste del crédito. La subida de los tipos aumentaría el riesgo de impago de los prestatarios sobre-endeudados y, por tanto, de crisis financiera.

Como la falta de acuerdo presupuestario en Washington comprometería la financiación del apoyo estadounidense a determinados países, aumentarían los riesgos de inestabilidad geopolítica, lo que deprimiría la inversión empresarial e intensificaría la caída de la demanda, ya afectada por la inflación.

Los economistas calculan que un cierre del Gobierno estadounidense de dos semanas tendría un impacto negativo en el PIB de la UE de 4.000 millones de euros. Si el cierre durara ocho semanas, el impacto aumentaría a 16.000 millones de euros.

Que se llegue a esta situación está en manos de los políticos de Washington. Lo que está en juego es nada menos que la reputación de Estados Unidos como ancla económica mundial de estabilidad.

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