El Eurobarómetro de Primavera 2025 refleja un apoyo sólido a la Unión Europea: el 73% de los ciudadanos percibe beneficios de pertenecer al bloque y más de la mitad mantiene una visión positiva de sus instituciones.
¿Responden las instituciones europeas a las prioridades de los ciudadanos? La última encuesta del Eurobarómetro de Primavera 2025 del Parlamento Europeo ofrece un panorama matizado: una aprobación prudente, mezclada con una clara demanda de más acción por parte del bloque comunitario.
Los europeos siguen viendo a la UE como un factor de estabilidad en un mundo cada vez más turbulento. Casi tres cuartas partes de los encuestados, el 73%, afirman que su país se beneficia de pertenecer a la Unión, uno de los niveles más altos jamás registrados. La mayoría también considera que la UE influye en su vida cotidiana, aunque no siempre de manera positiva: la mitad, un 50%, lo ve como algo bueno, un 31% lo califica de neutral y un 18% lo percibe como negativo.
La confianza en las instituciones europeas también aumenta. Algo más de la mitad de los ciudadanos, un 52%, asegura tener una imagen positiva de la UE, un nivel que solo se había alcanzado en 2021 y 2022. Paralelamente, el 42% cree que la Unión avanza en la dirección correcta, siete puntos más que a principios de 2025. El optimismo sobre el futuro es sólido: dos tercios se declaran esperanzados respecto a lo que le espera a la UE, una cifra que asciende al 72% entre los jóvenes de 15 a 24 años.
Los retos económicos
Pero satisfacción no equivale a complacencia. Al ser preguntados por las prioridades, los europeos son claros: el coste de la vida y la inflación continúan en primer lugar, con un 41% de menciones, seguidos por la Defensa y la seguridad con un 34% y la lucha contra la pobreza y la exclusión social con un 31%. Estas tres cuestiones reflejan la presión que sienten los ciudadanos en su vida cotidiana: la tensión económica, la inestabilidad internacional y el aumento de la desigualdad.
Lo más relevante es que muchos ciudadanos no solo quieren que la UE reconozca estos desafíos, sino que actúe más decididamente. Nada menos que el 90% considera que los Estados miembros deberían estar más unidos a la hora de afrontar los retos mundiales, y el 68% cree que la propia UE debe asumir un papel más fuerte en la protección de los ciudadanos frente a crisis globales y amenazas a la seguridad. Esta demanda de una Unión más capaz trasciende edad, género y orientación política, y constituye uno de los pocos consensos casi universales en el continente.
Proteger las democracias
La petición de una actuación más firme viene acompañada de la exigencia de un mayor control democrático. Un 91% de los europeos cree que el Parlamento Europeo debe tener pleno acceso a la información y a los instrumentos necesarios para supervisar el gasto de la UE. Al mismo tiempo, el 85% apoya vincular la asignación de fondos comunitarios al respeto del Estado de derecho y de los principios democráticos. En otras palabras, los ciudadanos respaldan más unidad y más inversión, pero reclaman también equilibrio, transparencia y rendición de cuentas.
En lo que respecta al presupuesto comunitario, la familiaridad con los mecanismos es limitada: solo un 36% dice haber oído hablar del Marco Financiero Plurianual (MFP). Aun así, las opiniones sobre cómo debería gestionarse son firmes. Más de tres cuartas partes, un 78%, creen que los proyectos futuros deben financiarse conjuntamente a nivel de la UE y no dejarse únicamente en manos de cada país.
Además, el 73% se muestra favorable a crear nuevas fuentes de ingresos europeos, como impuestos sobre emisiones de gases de efecto invernadero o sobre beneficios empresariales, con el fin de reducir la dependencia de las contribuciones nacionales. La exigencia de buena gestión es igualmente contundente: más del 90% de los europeos considera esenciales la transparencia, la eficiencia, la flexibilidad y la trazabilidad en el funcionamiento del presupuesto comunitario.