La Comisión Europea ultima su propuesta para el presupuesto 2028-2034 con un giro hacia la competitividad, la Defensa y la financiación de Ucrania. El nuevo marco financiero busca dejar atrás el modelo tradicional, fusionar partidas clave como agricultura y cohesión, y responder a las nuevas crisis.
Piense en cualquier política de la Unión Europea que le preocupe o de la que se beneficie como ciudadano, político o parte interesada. Ya se trate de financiar la reconstrucción de Ucrania, impulsar la competitividad del continente o mantener las subvenciones agrícolas, todo ello está vinculado a un elemento fundamental: el presupuesto a largo plazo de la UE.
Ese proceso empieza en serio el miércoles, cuando la Comisión Europea presente su primera propuesta de lo que en la jerga bruselense se conoce como Marco Financiero Plurianual (MFP), que abarcará el periodo de 2028 a 2034. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha prometido una revisión completa del presupuesto comunitario para simplificarlo, hacerlo más eficaz y ajustarlo mejor a las prioridades estratégicas.
Traducir esa ambición en cifras reales (especialmente cuando se trata de financiar ámbitos como la Defensa, que los tratados prohíben actualmente) será el comienzo de muchas negociaciones difíciles con los líderes de la UE y los eurodiputados. Mientras tanto, los programas tradicionales que ya no se consideran prioritarios podrían sufrir fuertes recortes.
Una clase magistral de secretismo
Los preparativos de esta propuesta del nuevo MFP se han caracterizado por un extraordinario secretismo. Se han filtrado pocos detalles, la mayoría de ellos deliberadamente, y solo en una fase muy final del proceso. Este manto de silencio es uno de los mejores ejemplos de la consolidación del poder de Von der Leyen y un testimonio del control que ejerce su poderoso jefe de gabinete, Bjoern Seibert.
Las fuentes internas de la Comisión describen un sistema de "compartimentación" similar a los métodos utilizados en las operaciones de inteligencia, en el que los individuos solo tienen acceso a la información estrictamente necesaria para sus tareas. Dentro de la Comisión, esto significa que los debates sobre el presupuesto han tenido lugar en grupos aislados, sobre todo en reuniones de alto nivel en las que han participado los gabinetes de los comisarios y las direcciones generales.
Una alta fuente comunitaria declara a 'Euronews' en condición de anonimato que la mayoría de estas discusiones se producían sin que cada grupo supiera en qué estaban trabajando los demás y, sobre todo, sin conocer las cifras de cada fondo. "La verdad es que las cifras irán directamente al Colegio de Comisarios (mañana). Solo las conocen unas tres personas", revela esta fuente. Aunque el personal de la Comisión ha estado trabajando en cuestiones de estructura y gobernanza de los fondos, los cuáles no ha podido evitar que se filtraran, los detalles sobre los niveles reales de financiación permanecen bajo estricto secreto.
Dos elementos clave
El actual MFP para 2021-2027 asciende a 1.200 millones de euros, lo que equivale a alrededor del 1% del PIB de la UE sin incluir los fondos de recuperación pospandémica. Pocos esperan que esta cifra cambie drásticamente. Por el contrario, la atención se centrará en gastar de forma más inteligente y priorizar mejor.
En un principio, la Comisión se planteó estructurar el próximo MFP en torno a tres grandes pilares: uno para las dotaciones nacionales que cubren la agricultura y los fondos de cohesión; otro para la competitividad, la innovación y la inversión estratégica; y un tercero que consolide todos los instrumentos externos. Aunque los expertos sugieren que desde entonces se han hecho algunos ajustes, la voluntad de simplificación radical sigue intacta. "Aun así, esperen sorpresas", señala otra fuente de la Comisión.
El actual presupuesto septenal ya ha reducido el número de programas de financiación de 58 a 37. Sin embargo, la Comisión aún ve margen para una mayor consolidación, y una cuestión importante es hasta qué punto esta será drástica. En la actualidad, la gran mayoría del presupuesto de la UE está preasignada a programas específicos, lo que deja poco margen para la respuesta rápida o el gasto discrecional. La UE dispone de mecanismos para hacer frente a emergencias y acontecimientos imprevistos, pero su tamaño es limitado: unos 21.000 millones de euros, apenas una pequeña fracción del total del MFP.
La Comisión no puede transferir unilateralmente grandes sumas de un ámbito político a otro sin revisiones formales, que requieren la aprobación tanto del Parlamento Europeo como del Consejo. La nueva propuesta presupuestaria tratará de corregir esta rigidez, ya que la mejora de la capacidad de la UE para corregir su rumbo en tiempo real se ha convertido en una prioridad absoluta.
¿Cuáles son los fondos a los que prestar especial atención?
Entre los temas más debatidos se encuentran la financiación de Ucrania, el gasto en Defensa a pesar de las limitaciones legales y la introducción de nuevos instrumentos de deuda común, teniendo en cuenta que la UE aún tiene que reembolsar sus préstamos para la pandemia.
Los países nórdicos, por ejemplo, han señalado que si Von der Leyen evita las soluciones basadas en la deuda, algunos Estados miembros podrían presionar para introducirlas de todos modos. Pero lo que realmente llamará la atención esta semana son los propios fondos propuestos. Las filtraciones sugieren que un nuevo Fondo Europeo de Competitividad consolidará en un único instrumento hasta 12 programas existentes, entre ellos: Horizonte Europa, el emblemático fondo de investigación de la UE; el programa sanitario EU4Health, de reciente creación, y el programa LIFE de acción medioambiental y climática.
Otra novedad parece ser algo llamado Asociaciones Nacionales y Regionales, un título provisional que ha aparecido en múltiples borradores y que contará con el apoyo de un único Fondo Europeo para la Prosperidad y la Seguridad Sostenibles en los Ámbitos Económicos, Territoriales, Sociales, Rurales y Marítimos. De este modo se agruparían los fondos de gestión compartida, es decir, las subvenciones agrícolas junto con la política de lucha contra la brecha socioeconómica entre las regiones más pobres y más ricas de la UE, una partida conocida como cohesión. Dado que estos dos fondos representan la mayor parte del presupuesto de la UE, la fusión prevista de sus estructuras podría tener profundas implicaciones no solo para la gobernanza y la supervisión, sino también para la distribución del dinero entre los Estados miembros.
La maraña de programas conjuntos se sustituirá por 27 planes nacionales específicos de agricultura y cohesión, cada uno de los cuales reflejará las prioridades de toda la UE al tiempo que adaptará su aplicación a nivel local. Pero esto plantea cuestiones espinosas sobre quién controla los fondos y cómo se establecen las prioridades. Lo que probablemente se mantenga intacto es el Fondo Social Europeo, que apoya la lucha contra la pobreza y a los grupos vulnerables. Los socialistas del Parlamento Europeo consideraron esto como una victoria clave a cambio de apoyar la candidatura de Von der Leyen para un segundo mandato, aunque en realidad el fondo está consagrado en los Tratados de la UE y nunca estuvo en peligro de desaparecer.
La propuesta de esta semana es solo el principio de lo que promete ser un proceso de negociación largo, complejo y políticamente tenso. Los Estados miembros, el Parlamento Europeo (que parece marginado en la elaboración del presupuesto de la UE según algunos borradores filtrados) y la Comisión pondrán sobre la mesa distintas prioridades y líneas rojas. La presidencia danesa del Consejo de la UE pretende presentar el "nego-box", el primer compromiso sobre la propuesta de la Comisión, antes de la cumbre de la UE de diciembre.