España ha decidido seguir el ejemplo de Eslovenia y prohibir todo comercio de armas con Israel. Pero esta decisión no deja de tener consecuencias para las fuerzas armadas españolas.
Es la difícil transición de las palabras a los hechos. España ha declarado un embargo total de armas con Israel, pero la suspensión de estas importaciones está planteando dificultades. Hasta ahora, Madrid compraba principalmente municiones, lanzacohetes, misiles antitanque, radios para tanques y sistemas de transmisión.
El coste de la anulación de los distintos contratos en curso se estima en 1.200 millones de euros. El contrato de lanzacohetes Silam ascendía a 700 millones de euros, y el de misiles antitanque Spike, a 287 millones. La rescisión de estos contratos con el Estado israelí plantea problemas a las fuerzas armadas que utilizan estos equipos.
"El principal perjuicio no es para las exportaciones a Israel, sino para los contratos que la industria española tiene firmados con Israel", advierte Félix Arteaga, investigador de Defensa y Seguridad del Real Instituto Elcano de Madrid.
Dificultades comerciales, retrasos y costes adicionales
En efecto, tal cancelación privaría al Ejército y a las fuerzas de seguridad españolas del equipamiento esperado. Al final, la Policía probablemente no recibirá el tipo de munición que "esperaba", "y nuestros pilotos retrasarán su entrenamiento", añade.
Además, sustituir tan rápidamente a los proveedores israelíes podría resultar difícil, advierte Félix Arteaga, ya que la industria de Defensa se enfrenta a graves restricciones.
"El mercado está saturado de contratos. Y cada nuevo contrato supone un retraso en la entrega, costes adicionales, y no todas las tecnologías son equivalentes. No tienen la misma calidad que la tecnología israelí".
Pero esta dificultad comercial no es compartida por todos los analistas. "Hay un gran número de productores en todo el mundo, así que creo que hay formas de encontrar equipos en otros países", afirma Christophe Wasinski, profesor e investigador de la Universidad Libre de Bruselas (ULB).
Una decisión aislada en Europa
Siguiendo el ejemplo de Eslovenia en julio, España decidió en septiembre suspender el comercio de armas con Israel para condenar la situación en Gaza y poner fin al "genocidio", en palabras del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Sin embargo, el compromiso del Gobierno español aún debe ser aprobado por el Parlamento.
Ambos países son los únicos miembros de la UE que han decidido una prohibición total. Otras capitales como Roma, Bruselas y Ámsterdam sólo han limitado sus exportaciones al Estado judío.
No obstante, estas decisiones deben seguirse de cerca, ya que Europa es el principal mercado para la industria militar israelí. "Se calcula que en 2024 Israel exportó un total aproximado de 14.000 millones de dólares (unos 11.900 millones de euros), y alrededor de la mitad de esta suma se debió a exportaciones a países europeos", explica Christophe Wasinski.
Entre los importadores de armamento están países como Rumanía, Alemania, Dinamarca y Estonia. "Los Estados europeos compran a los fabricantes de armas israelíes misiles antiaéreos, misiles antitanque, aviones no tripulados, munición para armas ligeras y de pequeño calibre, sistemas electrónicos, etc.", prosigue.
Para los analistas, es difícil predecir si otros países miembros podrían decidir suspender las importaciones. Israel tiene sucursales y filiales en Europa. Además, el país no siempre vende sus armas directamente. A veces, como en el caso de España, puede tratarse de empresas que unen sus fuerzas para desarrollar estas tecnologías en el Viejo Continente.