La cabra sigue siendo un símbolo de la identidad de la región de Istria, en Croacia. Representa no solo un animal, sino también un monumento vivo a la cultura, el folclore y la economía de Istria. Pero históricamente, no siempre han sido tan queridas.
La cabra de Istria es una raza única; según los científicos, es genéticamente distinta de otras razas blancas europeas. Tiene un cuerpo de gran tamaño, una constitución robusta —aunque no basta— y una osamenta ligeramente acentuada. Las cabras son fundamentalmente de color blanco con tonos grisáceos y/o crema, y el pigmento gris en la piel forma puntos o parches.
La cabra de Istria ha sido un símbolo heráldico reconocible de Istria y sigue presente en el escudo de armas del condado de Istria y la República de Croacia hasta el día de hoy. La raza no solo tenía un papel económico sino también nutricional; era un sanador y salvador, y su leche incluso se usaba como medicina.
Su relevancia social, cultural, sociológica y demográfica está fuera de toda duda en el pequeño pueblo de Svetvinčenat, en el corazón de Istria. Aquí, a la sombra del castillo de Morosini-Grimani, uno de los castillos renacentistas principales y mejor conservados de la región, se ha organizado un concurso de belleza de cabras durante los últimos 25 años. La actividad ahora forma parte del folclore local y es un evento turístico muy popular.
Sin embargo, en esta región croata, históricamente las cabras no siempre han sido tan queridas, y a veces incluso han sido consideradas una "plaga" y castigadas en consecuencia, como explica el coordinador de actividades culturales en el castillo Morosini-Grimani.
"Hoy en día, la cabra es el símbolo de Istria. Está en el emblema de Istria, en la bandera de Istria e incluso en el escudo de Croacia, el emblema del país. En la época del Renacimiento, la cabra era un animal prohibido porque se consideraba enemiga de los cultivos de vegetales. Se comía las ensaladas de la gente", explica Matija Ljuba. "Las únicas familias a las que se les permitía tener cabras eran las muy, muy pobres, pero tenías que vigilar a tu animal, tu cabra, para que no se escapara por la ciudad. Si encontraban tu cabra en la ciudad, lamentablemente la matarían, y pasarías una o dos noches en la prisión del castillo".
Las leyes posteriores en los siglos XIX y XX prácticamente prohibieron tener a este animal, que se consideraba plaga destructora de bosques, lo que provocó que su población se redujera drásticamente. Según algunos historiadores, la prohibición de tener cabras en la Península de Istria permaneció activa hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Las excepciones a esta prohibición tenían que ser aprobadas por las autoridades regionales, y las solicitudes a menudo debían estar respaldadas por razones de salud. En las últimas décadas, el desplazamiento de personas a las zonas urbanas y el desarrollo del turismo como fuente de ingresos redujeron aún más la dependencia de los animales. Los efectos combinados de estas circunstancias hicieron que la población de cabras en la región disminuyera drásticamente. En los últimos años, el número de cabras ha pasado de varios miles a mediados del siglo XX a apenas unos cientos.
Las autoridades municipales, regionales y nacionales han asignado recursos para proteger a la cabra de Istria no solo como reserva genética, sino también para impulsar el sector turístico local y regional. Actualmente se están llevando a cabo programas de protección con la ayuda de criadores locales.