El uso de teléfonos inteligentes y tabletas quedará excluído de las aulas de Italia, incluso aunque tuvieran fines didácticos. El ministro de Educación, Giuseppe Valditara, publicará este mes nuevas directrices.
Italia se apunta a una tendencia internacional mayoritaria que quiere librar a los estudiantes en clase de la carga de atención que exigen las aplicaciones de los móviles, especialmente los continuos wasaps que pueden ir acompañados de sonido**.**La nueva normativa italiana afecta a la educación infantil y se extiende hasta la formación de secundaria. De hecho amplía una prohibición ya existente desde 2007 sobre el uso no académico de los llamados teléfonos inteligentes, pero que no se aplica de hecho.
El gobierno italiano se ha referido a que el uso de móviles y tabletas a menudo puede crear tensiones entre estudiantes y profesores, que aseguran que en ocasiones incluso han derivado en actos de agresión contra el personal de la escuela.
La Unesco ve los móviles como "una distracción" para los alumnos
El año pasado, la Unesco, recomendó que se excluyeran los teléfonos inteligentes en las escuelas de todo el mundo salvo que fueran imprescindibles para el aprendizaje. La Unesco asegura que los teléfonos distráen a los alumnos y tienen un impacto negativo en los resultados del aprendizaje. Según el último informe de la Unesco sobre el seguimiento de la educación en el mundo, uno de cada cuatro países ha aprobado leyes que prohíben el uso del móvil en las aulas.
España y Países Bajos también prefieren los móviles en casa
En noviembre pasado España restringió los teléfonos en las escuelas. Dentro de España, las distintas comunidades autónomas tienen planteamientos diferentes. Algunas optan por una prohibición legal total de los móviles en los centros educativos, mientras que otras tienen una vigilancia más laxa. El debate es permanente entre los profesores.
Países Bajos ha prohibido también los móviles en los centros de enseñanza. En general los profesores prefieren un aula sin la ansiedad y las fugas de atención permanente que provocan los móviles y sus adictivas aplicaciones.