La misión Proba-3 busca generar eclipses solares 'a demanda' para analizar la corona del Sol durante seis horas, una hazaña sin precedentes en la ciencia espacial.
Dos satélites europeos se han lanzado este jueves desde India con el objetivo de crear eclipses solares artificiales en órbita, permitiendo a los científicos estudiar la corona del Sol, la capa más externa de su atmósfera, por periodos prolongados.
La misión, conocida como Proba-3, es el primer experimento de vuelo en formación diseñado para generar eclipses de seis horas, superando los breves minutos que ofrece un eclipse natural en la Tierra. Según la Agencia Espacial Europea (ESA), los primeros resultados de estos eclipses estarán disponibles en marzo de 2024.
Tecnología de precisión milimétrica
Ambos satélites se separarán en el espacio en las próximas semanas y se alinearán con una distancia de 150 metros. Uno de los satélites bloqueará la luz solar, creando una sombra precisa sobre el otro, que contiene un telescopio. Este proceso requiere un nivel de precisión extrema, con un margen de error de solo 1 milímetro.
Para lograr esta hazaña, la misión utilizará sistemas avanzados como GPS, rastreadores estelares, láseres y enlaces de radio, permitiendo que los satélites mantengan su posición de forma autónoma.
Relevancia científica
El director de tecnología e ingeniería de la ESA, Dietmar Pilz, destacó que esta misión tiene una "enorme relevancia científica" además de ser un test de precisión tecnológica. Los científicos esperan utilizar los eclipses prolongados para observar de cerca la corona solar y estudiar fenómenos como las eyecciones de masa coronal.
También estudiarán las explosiones de plasma con campos magnéticos que pueden afectar las comunicaciones en la Tierra y generar tormentas geomagnéticas. Otra de las grandes incógnitas que buscan resolver es por qué la corona solar es significativamente más caliente que la superficie del Sol.
Más de 1.000 horas de eclipses
La misión, con un presupuesto de 210 millones de dólares (199 millones de euros), tendrá una duración de dos años, durante los cuales se generarán eclipses al menos dos veces por semana, cada uno con seis horas de duración. Esto permitirá acumular más de 1.000 horas de observación, un avance considerable frente a los escasos minutos disponibles durante un eclipse natural.
Con una órbita elíptica que varía entre 600 y 60.000 kilómetros, los satélites dedicarán seis horas de cada ciclo orbital a la creación de eclipses, mientras que el resto del tiempo se empleará en experimentos de vuelo en formación.
Preparativos y desafíos
El lanzamiento de los satélites, originalmente previsto para el miércoles, se retrasó un día debido a problemas técnicos en el sistema de propulsión de respaldo de uno de ellos. Los ingenieros lograron solucionarlo mediante un ajuste en el software.
Una vez completada su misión, ambos satélites irán descendiendo gradualmente hasta desintegrarse en la atmósfera terrestre, lo que se espera ocurra en los próximos cinco años.
Esta innovadora misión no solo abre nuevas puertas para la exploración solar, sino que también representa un avance clave en la tecnología de vuelo en formación, sentando las bases para futuras investigaciones espaciales.