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El primer exoesqueleto completo del mundo ayuda a una superviviente de ictus a recuperar el movimiento

A principios de este año, Johanne Marie Hemnes probó un nuevo exoesqueleto y más tarde se incorporó a la empresa que lo fabrica.
A principios de este año, Johanne Marie Hemnes probó un nuevo exoesqueleto y más tarde se incorporó a la empresa que lo fabrica. Derechos de autor  Roselyne Min
Derechos de autor Roselyne Min
Por Roselyne Min
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Una de cada cuatro personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida, según la Organización Mundial del Ictus. Hasta ahora, los supervivientes con parálisis en un brazo han contado con muy pocas opciones de rehabilitación o asistencia.

En 2017, la estudiante noruega Johanne Marie Hemnes se desplomó repentinamente en el salón de su casa. Quedó paralizada del lado izquierdo y los médicos le diagnosticaron una hemorragia cerebral, un sangrado interno en el cerebro. Ocho años después, la joven de 26 años ha vuelto a caminar tras meses de rehabilitación centrada principalmente en su pierna. Su brazo, sin embargo, recibió poca atención y nunca recuperó por completo el movimiento.

"Casi toda la atención se centró en mi pierna para que mejorara y pudiera andar, y mi brazo estaba completamente desatendido, no se pensaba en él en absoluto", explica a 'Euronews Health' Johanne Marie Hemnes, superviviente de un ictus y ahora terapeuta ocupacional en Vilje Bionics.

Incluso llegó a desear que se lo amputaran después de golpeárselo repetidamente contra las puertas. "Me apetecía cortármelo porque me estorbaba más de lo que me ayudaba". Según la Organización Mundial del Ictus, una de cada cuatro personas sufrirá un accidente cerebrovascular a lo largo de su vida.

Las personas con paresia, parálisis parcial o incompleta, conservan las extremidades intactas, pero las señales nerviosas ya no funcionan correctamente. Los fundadores de Vilje Bionics, una empresa noruega especializada en brazos biónicos, señalan que los supervivientes de ictus disponen de pocas opciones de dispositivos de asistencia, a diferencia de las prótesis biónicas diseñadas para amputados.

"Estas personas necesitan ayuda para ser autosuficientes, vivir en casa, volver al trabajo y tener más oportunidades en su vida, como cualquier otra persona", afirma Saeid Hosseini, director general y cofundador de Vilje Bionics. La empresa está desarrollando un brazo robótico destinado a personas con movilidad reducida debido a lesiones medulares, traumatismos cerebrales o enfermedades neuromusculares.

A comienzos de este año, Hemnes probó un exoesqueleto impreso en 3D y más tarde se incorporó a la start-up noruega. "Llamo a mi brazo Jenny, porque siento que no forma parte de mí, porque no hace lo que yo quiero que haga. Pero cuando lo llevo puesto, vuelvo a sentirme yo. No parece el brazo de otro ser humano", afirma.

El primer exoesqueleto completo del mundo

El brazo robótico de Vilje Bionics asiste los movimientos del hombro, el codo y la mano, lo que lo convierte en el primer exoesqueleto completo del mundo diseñado para todo el brazo. Hasta ahora, los exoesqueletos para personas con parálisis solo llegaban hasta el codo y utilizaban sensores sobre la piel. El prototipo de Vilje Bionics, llamado Vilpower, emplea una innovadora tecnología de sensores que no requiere contacto directo con la piel.

La mayoría de los usuarios conservan ligeros movimientos en el brazo, que el dispositivo "amplifica". Según sus desarrolladores, el sistema funciona cuando el usuario "piensa cómo movería el brazo". "Porque si piensas, haces un pequeño movimiento y el dispositivo lo amplifica", explica Hosseini.

"Detecta movimientos muy pequeños de un movimiento residual de un brazo parético y amplifica esos movimientos", añade. El brazo robótico podría utilizarse en el futuro con fines de rehabilitación, aunque por ahora la empresa se centra en ayudar a pacientes con discapacidades permanentes y significativas a ganar independencia.

Más de 40 pacientes han probado ya el dispositivo durante su fase de desarrollo. El prototipo se encuentra actualmente en la etapa final de diseño, y la compañía espera lanzar los brazos robóticos dentro de cuatro a seis meses, comenzando por Noruega.

Desde que Hemnes empezó a usar el brazo biónico, ha practicado actividades como cortar verduras o abrir botellas. Dice que le entusiasma la idea de volver a cocinar algún día. "Sigo encontrando cosas nuevas cada día, porque hacía ocho años que no hacía actividades con los dos brazos... Es como volver a entrenar todo el cerebro para aprender a usar los dos brazos. Pero es muy divertido", dice Hemnes.

Según sus creadores, los usuarios tardan entre dos y tres meses en acostumbrarse al brazo robótico. Johanne asegura que siente que Jenny "está desapareciendo poco a poco" y que ahora es "más Johanne".

Editor de vídeo • Roselyne Min

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