Después de más de dos años bajo control del grupo Estado Islámico, el museo de Mosul es una sombra de lo que fue. Las huellas de la destrucción y los saqueos son evidentes.
Decenas de piezas asirias, persas o romanas han resultado dañadas y otras tantas han desaparecido. Los yihadistas han llegado a grabarse destruyendo reliquias del pasado.