La iniciativa, lanzada por la Yoganaya International School y la empresa Mude, capacitará a unos 180 futuros profesores de áreas de bajos ingresos en Río y São Paulo durante 14 meses. Los participantes también recibirán uniformes, esterillas de yoga, altavoces y micrófonos, así como subsidios y apoyo para ingresar al mercado laboral.
Entre ellos se encuentra Luciene Costa, una peluquera de 54 años que recurrió al yoga para aliviar su dolor de espalda y ahora sueña con dejar su peluquería para enseñar. Los organizadores esperan que el proyecto rompa la reputación del yoga como una actividad elitista y apoye carreras sostenibles en las favelas.