La retirada fue autorizada por las autoridades municipales y supervisada por el Instituto de la Memoria Nacional, que aplica la legislación que prohíbe los símbolos de la era comunista. La ley polaca prohíbe la exhibición de monumentos o símbolos que se consideren promotores del comunismo en espacios públicos.
El alcalde de Ploty, Szymon Klimko, dijo que el monumento representaba "el peor período de la Polonia de posguerra", dejando clara la decisión de retirarlo. La estatua era la última con esta fin que quedaba en la ciudad.