Unos 20.000 participantes lanzaron, aplastaron y untaron unas120 toneladas de tomates demasiado maduros a lo largo de la calle principal del pueblo, tiñendo de rojo a Buñol en la celebración de su 80 aniversario.
La ropa blanca rápidamente se tiñó de rosa, mientras que la piel y el pelo se empaparon de pulpa al son de la música y al llegar camiones con nuevas cargas de fruta.
El lema de este año, 'Tomaterapia', hacía referencia a la recuperación de las inundaciones del año pasado. También surgieron matices políticos, con banderas palestinas y pancartas críticas con Israel exhibidas durante las festividades.