Situados a dos metros sobre el agua, los competidores manejan lanzas y escudos de madera conocidos como pavois, con el objetivo de derribar a sus oponentes en el canal. Multitudes llenaron las gradas y balcones para animarlos en este espectáculo centenario.
“Ganar aquí en Sète es mejor que ser alcalde”, dijo un espectador. Otro se rió mientras su favorito era derrotado, mientras que un joven fan describió la contienda como “mágica”. Los competidores aceptaron la derrota con humor, secándose después de caer en el canal.