La casa de la calle Al Jalaa quedó reducida a escombros durante el conflicto, lo que esparció miles de libros que había reunido durante más de cuatro décadas.
La colección de este erudito incluía textos raros y obras de referencia que condensaban años de estudio y patrimonio cultural. Gran parte yace ahora desgarrada, quemada o sepultada bajo el hormigón derrumbado. Su búsqueda refleja una pérdida más amplia en Gaza, donde viviendas, bibliotecas comunitarias y centros educativos han quedado gravemente dañados o destruidos.
Los vecinos dicen que la destrucción no solo se ha llevado vidas y techo, también recuerdos, conocimiento y vínculos con la historia. Para muchas familias, rescatar libros se ha convertido en un acto simbólico para aferrarse a la identidad frente al desarraigo y la pérdida.