Gaza se enfrenta a fuertes lluvias invernales que han inundado campamentos improvisados y han dejado a familias desplazadas intentando salvar lo poco que aún conservan.
En Deir al Balah, la población pasó la mañana del martes retirando el agua embarrada de las tiendas de campaña tras una noche de fuertes lluvias.
Algunos refugios, construidos con madera y metal, se vinieron abajo por el peso de la lluvia. Los caminos alrededor de los campamentos se convirtieron en arroyos, y los padres llevaron en brazos a los niños a través del agua para llegar a zonas más seguras.
Las organizaciones humanitarias señalan que el mal tiempo está agravando una situación ya frágil, puesto que la mayoría de los residentes dependen de fosas rudimentarias para el saneamiento que se desbordan con las tormentas.
La ONU informa de que miles de tiendas de campaña han resultado dañadas y advierte de que los niveles actuales de ayuda humanitaria siguen muy por debajo de lo que Gaza necesita.