Bulgaria alberga un pequeño taller en Plovdiv donde personas con discapacidad elaboran a mano delicados adornos de vidrio. Cada pieza parte de un sencillo tubo calentado sobre un quemador, luego se moldea lentamente mientras el vidrio se sopla y se gira. El equipo trabaja durante todo el año, pero la demanda aumenta a medida que se acerca la Navidad.
Para muchos de los que trabajan aquí, ha sido difícil encontrar un empleo estable. Aprender este oficio aporta rutina, una habilidad y una sensación de independencia. El estudio se creó en 2018 con ese objetivo, bajo la guía del veterano soplador de vidrio Ivan Stanev, que suma casi cinco décadas de experiencia.
Los adornos se venden por internet y en una pequeña tienda de Plovdiv. Captan compradores de toda Bulgaria y del extranjero, atraídos por su brillo y su fragilidad, pero también por el esmero que se pone en cada pieza.