Segunda ronda de negociaciones para evitar un conflicto que no conviene a ninguna de las dos partes. Los representantes de las dos Coreas han vuelto
Segunda ronda de negociaciones para evitar un conflicto que no conviene a ninguna de las dos partes. Los representantes de las dos Coreas han vuelto a reunirse este domingo para intentar desactivar la peor crisis de la última década entre Seúl y Pyonyang. El encuentro, como el de ayer, se está celebrando en la histórica “aldea de la tregua”, situada en la frontera entre ambos Estados, donde en 1953 se firmó el armisticio entre el norte y el sur.
En el centro de la polémica, y de los asuntos que hoy se deben discutir, están los altavoces surcoreanos que desde hace semanas lanzan mensajes propagandísticos junto a la divisoria en contra el régimen de Pyonyang. Y que el pasado jueves desataron la escalada bélica cuando el ejército norcoreano lanzó un proyectil hacia las posiciones militares del sur provocando la respuesta inmediata y contundente de Seúl.
Ambos países se encuentran en estado de alerta máxima. El Ejército Popular ha desplegado 50 de sus 70 submarinos militares y ha duplicado sus tropas junto a la frontera. Minetras que Seúl, que cuenta con el apoyo de 28.500 soldados estadounidenses, ha ordenado el regreso de sus cazas desplegdos en Alaska.
Los expertos coinciden en que ninguna de las dos partes saldría beneficiada de un conflicto armado que, además, desestabilizaría toda la región. Para evitarlo, Corea del Norte ha enviado a las negociaciones al número dos del régimen, Hwang Pyong-so, director de buró político y antiguo consejero de Kim Jong-un. Al frente de la delegación surcoreana están el ministro de Unificación y el director de la Oficina de Seguridad Nacional, Kim Kwan-jin, el artífice de las duras sanciones que Seúl impuso a Pyonyang en 2010.