Keiko Fujimori, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori, está en los círculos de poder peruano desde su infancia.
PUBLICIDADKeiko Fujimori, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori, está en los círculos de poder peruano desde su infancia. Encarna el recuerdo sesgado de lo que en la política peruana llaman “fujimorismo” una suerte de populismo neoliberal.
El jefe del clan, Alberto Fujimori, presidente del Perú desde 1990 hasta 2000 cumple condena por asesinato. Fue condenado por patrocinar durante su presidencia un escuadrón del ejército peruano que asesinó, torturó y secuestró a opositores, empresarios y periodistas. Fujimori está condenado también por intenso saqueo de fondos públicos en colaboración con su mano derecha, el ex militar y abogado de narcos, Vladimiro Montesinos, hoy también en prisión.
Durante la campaña miles de personas salieron a la calle en Lima convocados por el movimiento No a Keiko. Organizaciones cívicas, estudiantiles y sindicatos se opusieron a la presencia electoral de la hija de Fujimori y reclamaron democracia y paz en Perú.
En abril pasado su partido, Fuerza Popular, ganó la mayoría de escaños en el Congreso, testimonio fehaciente del eco del tirón que mantiene el recuerdo de su padre en algunos sectores.
Keiko Fujimori ha propugnado en campaña menos impuestos para los pequeños negocios y participación accionarial masiva en proyectos mineros; una suerte de capitalismo popular que ha calado en el electorado más pobre y desprotegido.