Todo son cábalas en la prensa australiana sobre el ajustadísimo resultado de las elecciones celebradas el sábado.
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Todo son cábalas en la prensa australiana sobre el ajustadísimo resultado de las elecciones celebradas el sábado. Laboristas y Liberal-Nacionales están codo con codo en el recuento parcial de votos, que concluirá el martes. El primer ministro, el liberal Malcom Turnbull, guarda la calma:
“Sigo confiando en que la coalición de la mayoría gubernamental será la ganadora cuando se termine el escrutinio”.
Turnbull convocó elecciones anticipadas tras acusar a la oposición laborista de impedirle gobernar desde su mayoría en el Senado. El líder laborista, Bill Shorten,
celebró la ventaja que los suyos llevaban en el recuento parcial:
“Anoche fue una noche histórica. Sin duda, el Partido Laborista ha vuelto”.
Si ganan los laboristas, Shorten se convertirá en el quinto primer ministro de los últimos cinco años. Las luchas intestinas en partidos y coalición comienzan a hartar a la población:
- “Creo que el país se ha vuelto contra Malcolm por lo que le hizo a Tony Abbott. Creo que están hartos de lo que ocurre en la política. Ocurrió muchas veces cuando el gobierno laborista estaba en el poder y ocurrió de nuevo con los liberales. Básicamente, la gente está harta”.
- “Creo que lo que necesitamos ahora es un gobierno de mayoría estable, sobre todo teniendo en cuenta las incertidumbres que hay en estos momentos en el mundo. Si seguimos así, será un mal resultado para nuestro país”.
A falta de la asignación de siete escaños, todo apunta a que las llaves de la gobernabilidad podrían estar en mano de los independientes. Unos y otros negocian ya entre bambalinas posibles alianzas…