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Francia, entre el fatalismo y la decepción por la corrupción política

Francia, entre el fatalismo y la decepción por la corrupción política
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Por Euronews
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En Francia, un día después del particular mea culpa de François Fillon, candidato d la derecha a las presidenciales, y con el expresidente Sarkozy cada vez más cerca de sentarse en el banquillo, la de

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En Francia, un día después del particular mea culpa de François Fillon, candidato d la derecha a las presidenciales, y con el expresidente Sarkozy cada vez más cerca de sentarse en el banquillo, la decepción y la sospecha han ganado la calle. En las principales ciudades del país se respira una mezcla de incredulidad y resignación. “Creo que la gente está decepcionada, señala una parisina, porque había puesto la integridad y la moralidad en primera línea”. “Después de todos los casos judiciales contra Nicolas Sarkozy y su equipo y ahora François Fillon, señalaba otro residente en la capital, es deprimente”.

Otros en cambio creen que la corrupción es un mal generalizado: “Todos y cada uno de los políticos que están en el poder han hecho lo mismo que Fillon, ¿no han hecho lo mismo o peor? Un punto de vista sintomático de que los franceses creen que la corrupción es el denominador común de los políticos y lo toman como una fatalidad contra la que poco se puede hacer…sondeos recientes indican el 54% de la población considera que sus responsables políticos son corruptos, encabezados por parlamentarios y miembros del Ejecutivo.

Lo cierto es que prácticamente ningún partido ni ningún cargo se libra de la lacra, hasta el punto de que el 80% de los franceses se muestran partidarios de una renovación total de la clase política. Las cifras reflejan que esa desconfianza está basada en hechos y no en simples temores…
Según Transparencia Internacional, Francia está en el pelotón de los malos alumnos de Europa. Con 69 puntos, se sitúa en el número 23 de una lista de 176 países. Mejor que Italia o Rumanía, pero muy lejos de Alemania, el Reino Unido o los países escandinavos encabezados por Dinamarca.

En 2013, Francia adoptó una ley para favorecer la transparencia en la vida pública pública y contra la delincuencia financiera. A modo de preámbulo, el texto establece que los miembros del Gobierno, las personas que ostentan un cargo local y las encargadas de una misión de servicio público tienen que ejercer sus funciones con dignidad, e integridad y deben prevenir o zanjar inmediatamente todo conflicto de intereses.

La ley fue redactada tras el seísmo que desató el caso Cahuzac. El exministro de Hacienda de Hollande fue condenado a tres años de cárcel por mantener cuentas en Suiza y Singapur sin declararlas al fisco. También fue condenado a prisión el exministro del Interior de Sarkozy, Claude Guéant, por desvío de fondos públicos.
Cada caso nutre el argumentario del Frente Nacional que enarbola su “Todos corruptos menos nosotros”

El problema es que Marine Le Pen tampoco está limpia de polvo y paja: el Parlamento Europeo ha reducido su sueldo por supuesta malversación de fondos. Tambien está acusada de financiación ilegal de varias campañas de su partido y de ocultar patrimonio.

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