Militares y policías analizan la tumba de la mujer del exespía ruso Skripal.
De la casa del doble espía ruso envenenado al cementerio de Salisbury. Unos 200 militares británicos se han unido a la investigación del caso Skripal. Parte de ellos analizan, junto con miembros de la policía antiterrorista, la tumba de su esposa, fallecida en 2012, y el memorial dedicado a su hijo, incinerado el año pasado. Otra tarea realizada por militares ha sido retirar un coche policial que se encontraba aparcado frente al hospital de Salisbury, desde el domingo.
Autoridades y policía insisten en que los ciudadanos no deber "alarmarse", porque lo sucedido no supone un riesgo para la salud pública.
Serguéi Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33, encontrados insconscientes en un banco en la calle, el domingo, siguen en "estado crítico".
Rusia sigue negando toda implicación en lo sucedido. Desde Adís Abeba, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha dicho que se trata de "pura propaganda" destinada a hacer crecer la tensión.
Mientras, en Londres, aumenta la presión sobre la primera ministra británica, Theresa May, después de saberse que el envenenamiento afectó a 21 ciudadanos. El único todavía hospitalizado es un policía, que sigue "grave", pero está consciente y ha podido hablar con los investigadores.
De momento, no se ha revelado ni el nombre del agente nervioso, ni cómo fue administrado, ni dónde.