No solo las personas y los animales sufren la ola de calor en Escandinavia. También el campo paga un alto precio por las altas temperaturas. Los agricultores están desesperados ante la sequía que sufren las tierras escandinavas tras un verano inusual en el que la ausencia de precipitaciones
No solo las personas y los animales sufren la ola de calor en Escandinavia. También el campo paga un alto precio por la falta de lluvia y las altas temperaturas. Los agricultores están desesperados ante la sequía que sufren las tierras escandinavas tras un verano inusual en el que la ausencia de precipitaciones es alarmante.
"Ahora mismo no tiene sentido sembrar y confiar en que broten las semillas. Tenemos que esperar a que llueva y, como esto es algo que no podemos controlar, nuestras pataletas no sirven para nada", declara Jakob Ellemann-Jensen , ministro de Medio Ambiente y Alimentación de Dinamarca.
Los agricultores escandinavos alimentan al ganado con las reservas de heno que habían almacenado para el próximo invierno y ante la falta de cosechas, este año, recurren al de sus 'vecinos' islandeses. Las lluvias han multiplicado las cosechas en Islandia que van a exportar alrededor de 50.000 fardos, a precio de oro.
"El lote que ven está compuesto de unas 400 pacas de heno. Para atender las peticiones de Noruega se necesitarán en torno a 120 lotes como este. Serán necesarios unos 1.300 camiones para llevarlos desde las granjas al puerto marítimo", señala Sunna Valgerðardóttir, periodista de la televisión pública islandesa.
Los costos de transporte son altos y, además, existe el riesgo de introducir agentes patógenos y maleza con el heno. Una costosa solución provisional para el país, cuya agricultura no cuenta con la tutela de la UE. En el verano más seco en más de 70 años, Noruega ha suspendido las tasas de importación de heno para ayudar a sus agricultores.