Los principales opositores de la ley de extradición de esta región especial china denuncian que la jefa del Gobierno hongkonés ha empleado este término no legal y no ha anunciado realmente la retirada de la ley. Las protestas, por tanto, podrían continuar.
PUBLICIDADLas masivas protestas contra la ley de extradición podrían continuar en Hong Kong. El principal grupo organizador de las manifestaciones considera hueca la declaración de la jefa del Gobierno local Carrie Lam en la que daba por muerto el proyecto, y denuncia que en realidad en ningún momento ha anunciado la retirada de la iniciativa.
"No haz una definición para 'suspender' una ley en el consejo legislativo", decía Jimmy Schum, portavoy del Frente Civil de Derechos Humanos. "Carrie Lam ha estado diciendo que está 'suspendida', pero la declaración no respeta el actual sistema legal. Sin duda no es un término legal. Creo que aunque te mires todos los documentos legales de Hong Kong no encontrarás la palabra 'muerto'".
El Frente Civil de Derechos Humanos ha pedido además la creación de un comité verdaderamente independiente para investigar lo ocurrido en las manifestaciones rechazando el anunciado por Lam.
"Aún persisten dudas sobre la sinceridad del Gobierno, o preocupaciones sobre si el Gobierno restaurará el proceso en el consejo legislativo. Así que lo repito aquí, no existe semejante plan. La ley está muerta",aseguraba Lam.
Según los opositores Lam no ha cumplido ninguna de sus cinco exigencias:, entre ellas la retirada definitiva del proyecto de ley, su dimisión o la libertad de los detenidos.
Carrie Lam está haciendo un movimiento interesante. Esta es una corriente de protesta sin líderes, Así que aunque tengas a estos activistas hablando a los periodistas y haciendo estas declaraciones, Carrie Lam, al emplear este lenguaje, al decir que la ley está muerta, podría estar bajándole los humos al movimiento de protesta... y podría ganar este round si consigue convencer a suficiente gente en la calle de que es sincera, de que la ley está muerta".
Mientras Pekín prefiere no comentar la situación, quienes han dado la voz de alarma son los médicos, que alertan sobre la aparición de un problema de salud mental sin precedentes en la región pues al alto estrés habitual se ha sumado la tensión en torno a las protesta. Y advierten de que carecen de medios para tratarlo.