El líder del PSOE y candidato a presidir el Gobierno de España desgrana su programa en un debate de investidura marcado por la incertidumbre.
España está pendiente hoy del Congreso de los Diputados. Allí ha comenzado ya el debate de investidura, con el líder socialista Pedro Sánchez como candidato a asumir la presidencia del Gobierno y todavía con mucha incertidumbre.
Sánchez ganó las elecciones del 28 de abril, pero necesita apoyos para gobernar.
En las últimas horas, el PSOE ha intensificado sus contactos con la coalición de izquierda Unidas Podemos. La formación liderada por Pablo Iglesias exige competencias clave y asegura que los socialistas solo ponen "excusas".
En su discurso, Sánchez ha señalado que los españoles votaron, tanto el 28 de abril como el 26 de mayo, "para avanzar y no para retroceder".
"Avanzar frente a los intentos claros, a los riesgos más que evidentes, de involución, planteados por los partidos que representan hoy a la bancada conservadora. Avanzar y no dar un paso atrás frente al cuestionamiento que se está haciendo en la conversación pública de libertades y de derechos civiles que ahora mismo representan a minorías y que, desgraciadamente, están siendo puestos en cuestión por algunas fuerzas políticas. Avanzar y no cuestionar nuestro modelo de convivencia territorial. Avanzar y repudiar, con todas nuestras fuerzas, todo intento de banalización de la violencia que sufre la mitad de la población por el hecho de ser mujer", ha dicho Pedro Sánchez, presidente en funciones del Gobierno de España.
Este lunes, Sánchez está desgranando el programa de su Ejecutivo, para los próximos cuatro años, pero habrá que esperar a mañana para el decisivo voto.
Si el candidato propuesto por el rey no obtiene el respaldo de la mayoría absoluta del Congreso, que tiene 350 diputados, habrá un nuevo voto el jueves, 48 horas después. En esa segunda votación, solo necesitará el apoyo de la mayoría simple. Se trata del escenario más probable.
De producirse un nuevo fracaso, el rey podría proponer otros candidatos para formar Gobierno.
Por último, si pasados dos meses desde la primera votación ningún candidato ha obtenido la confianza del Congreso, el rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones, que podrían celebrarse en noviembre.