Homenaje del pueblo a Chirac, el hombre próximo a la gente

En el ayuntamiento de París, desfilan en una pantalla gigante fotografías de la vida del expresidente Jacques Chirac. Los franceses en masa le rinden homenaje y acuden a escribir mensajes en su memoria en los libros de condolencia.
Todos atesoran una anécdota sobre Chirac. Unos y otros le recuerdan con cariño, no tanto al político, como al hombre que fue, ese hombre al que le gustaba mezclarse con la gente y que se interesaba por sus problemas.
"Si tengo que quedarme con una imagen de Jacques Chirac, como la mitad de los franceses, será la de él en el Salón de Agricultura -comenta un hombre, rememorando cómo cada año el expresidente visitaba el salón agrícola de París, donde bebía, comía, hablaba y saludaba a todo el mundo-. Es a ese hombre al que rindo homenaje. No al político sino a la persona", añade.
Otra de las personas que ha acudido a firmar en el libro condolencias recuerda, en cambio, al político implacable, con una trayectoria fuera de lo común. "Eso es lo que le permitió tener esa carrera política excepcional. Fue muy duro con sus adversarios, con Mitterand o Le pen. Forma parte de esos grandes hombres que desaparecen uno tras otro".
'Bon vivant' (como llaman en Francia a la persona que le gusta vivir y disfrutar) o político implacable, lo cierto es que el país se ha volcado para rendir un último tributo a Jacques Chirac. Todos los medios le dedican ediciones especiales.
La sensación general entre los franceses es que con Chirac ha desaparecido un trocito de su vida, un político de raza, dotado de un don de gentes y visionario en muchos sentidos. "Notre maison brûle et nous regardons ailleurs" (nuestra casa está en llamas y nosotros miramos hacia otro lado) dijo refiriéndose al calentamiento del planeta y sus consecuencias catastróficas cuando casi nadie hablaba aún del problema.