Un kit de prevención cambió su vida y, posiblemente, la salvó. Elvis, un joven de Burundi que vivió en la calle durante años tras ser expulsado de su casa cuando anunció que era homosexual, logró protegerse del SIDA gracias al kit que le facilitó el Fondo Mundial para la lucha contra el VIH.
Un kit de prevención cambió su vida y, posiblemente, la salvó... Elvis, un joven de Burundi que vivió en la calle durante años tras ser expulsado de su casa cuando anunció que era homosexual, logró protegerse del SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual gracias las herramientas preventivas financiadas por el Fondo Mundial para la lucha contra el VIH. Su historia personal es similar a la de miles de jóvenes en Burundi, aunque no todos tuvieron la misma suerte:
"La mayoría de los jóvenes gays, que salen o se ven obligados a salir del armario, son expulsados de sus hogares. Se quedan en la calle, sin dinero, y estos kits preventivos con condones pueden ayudarles a superar este momento difícil sin contraer el VIH, como hice yo", explica.
El Fondo Mundial tiene un presupuesto trianual que se nutre de aportaciones públicas y privadas. Este jueves 10 de octubre se celebra en la ciudad francesa de Lyon la Conferencia sobre la Sexta Reposición de Recursos del Fondo Mundial, una cita clave para continuar la batalla contra esta y otras pandemias. Entre los principales donantes se encuentran la Unión Europea, Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Alemania y Japón. Más de dos tercios de los recursos del Fondo se destinan a países del África subsahariana.
En los últimos ocho años, la proporción de pacientes con SIDA que pudieron acceder a los tratamientos aumentó del 22% al 62%. En los países en los que actúa el Fondo Mundial, la mortalidad se ha reducido en un 56%.
Los tratamientos contra el VIH están ahora disponibles incluso en algunas de las zonas más remotas del mundo. Desde 2002, el costo de un año de terapia antirretroviral ha bajado de 10.000 dólares a sólo 69, algo que ha sido posible gracias a la negociación directa con los productores de medicamentos. Pero las desigualdades persisten. La enfermedad afecta al doble de mujeres que a hombres.
Es el caso de Cindy, de Mauricio. Era heroinómana y contrajo el VIH a través de las jeringuillas. Ahora recibe una terapia de sustitución con metadona y se siente estigmatizada:
"Una vez enferma, fui al hospital, y cuando dije que era drogadicta me dijeron: "Bueno, estás enferma por las drogas... así que no tendrás ningún tratamiento". No quieren tocarte, algunos no tienen un enfoque humano con nosotros", lamenta.
Elvis y Cindy se sienten ahora protegidos. Que sus casos pasen a ser la norma más que la excepción depende en buena parte de los fondos asignados por los gobiernos a la lucha contra esta pandemia. El año pasado un 1,7 millones personas se contaminaron con el VIH en todo el mundo.