Ni las causas abiertas por corrupción contra el primer ministro de Israel, ni las acusaciones de falta de mano dura con Gaza desde dentro de su propio partido han servido para descabalgar al mandatario
Ni las causas abiertas por corrupción contra el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ni las acusaciones de falta de mano dura con Gaza desde dentro de su propio partido han servido para descabalgar al mandatario. Los más de 116000 afiliados de la formación conservadora Likud han vuelto a apostar por Netanyahu como líder en unas primarias en las que se ha impuesto con el 72% de los votos frente al 23% de Gideon Saar.
Pese a fracasar en su intento de formar Gobierno en las dos elecciones anteriores, Netanyahu ha prometido que llevarla al partido a una gran victoria en los próximos comicios. La participación en estas primarias, sin embargo, ha sido del 49%. Saar, la única voz discordante en el partido con alguna posibilidad de batir a Netanyahu, presionó para celebrar unas primarias después de cinco años sin realizarse.