El río Chillón ha servido durante años de desagüe natural alimentado por los desechos de urbanizaciones y viviendas cercanas a la ribera que no han dejado de crecer. El contaminante más preocupante es la E. coli, un tipo de bacteria común en las heces
El segundo río más importante de Lima es un nido de contaminación. El río Chillón ha servido durante años de desagüe natural alimentado por los desechos de urbanizaciones y viviendas cercanas a la ribera que no han dejado de crecer.
Gran parte de la suciedad proviene del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima, que vierte sus aguas residuales.
Lo que antes era un río lleno de vida se ha convertido en un vertedero peligroso para la salud, como recuerda la vecina desde hace 28 años Sonia Moncada. "Antes de que existiera este puente, usábamos rocas, ruedas y sacos de arena para cruzar el río, y había pequeños peces allí. Cuando éramos niños, todos los vecinos solían nadar aquí", recuerda.
Sin embargo ahora encuentran de todo en el río, desde cerdos muertos de la granja río arriba a muebles.
Un análisis de calidad realizado por la Universidad Cayetano Heredia de Perú señala que las aguas del río Chillón exceden en 12 veces los límites permitidos de coliformes.
El contaminante más preocupante es la E. coli, un tipo de bacteria común en las heces. El microbiólogo ambiental Oscar Aguinaga alerta de que "la contaminación química y biológica puede afectar a los seres humanos y a los animales".
Los altos niveles de contaminación impiden el uso del agua del río para regar los campos de cultivo y las aves que buscan agua potable ya no se refugian allí.
El Chillón representa al menos el 10 por ciento del agua utilizada en la ciudad. Un río que nace en los Andes peruanos y fluye por más de cien kilómetros a través de Lima hasta el Océano Pacífico.